Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

2 Samuel 14:14-25 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

14. Todos moriremos un día. Seremos como agua derramada en la tierra, que ya no se puede recoger. Su Majestad bien sabe que Dios perdona. Dios tiene planes para los desterrados que buscan refugio. ¡Él no los destierra!

15. Le digo esto a Su Majestad porque la gente me atemoriza. Pensé para mí misma: “Me acercaré al rey, y tal vez él me ayude.

16. El rey me ayudará y me librará del hombre que quiere matar a mi hijo y también a mí. Ese hombre sólo quiere alejarnos de lo que Dios nos dio”.

17. Su Majestad me hará descansar porque Su Majestad es como un ángel de Dios. Su Majestad sabe distinguir entre lo bueno y lo malo, y el SEÑOR su Dios lo acompaña.

18. El rey le dijo a la mujer: —Ahora debes decirme una cosa. La mujer dijo: —Dígame.

19. El rey le dijo: —¿Te envió Joab a decirme todo esto? La mujer contestó: —Juro por Su Majestad que está en lo cierto, su siervo Joab me envió.

20. Lo hizo para que usted viera las cosas de modo diferente. Su Majestad es tan sabio como los ángeles de Dios y sabe todo lo que sucede en el país.

21. El rey le dijo a Joab: —Cumpliré mi promesa, tráeme ahora a Absalón.

22. Joab se postró rostro en tierra, bendijo al rey David y le dijo: —Hoy sé que cuento con el favor de Su Majestad porque ha aceptado lo que le pedí.

23. Entonces Joab se dirigió a Guesur y llevó a Absalón a Jerusalén.

24. Pero el rey David ordenó: «Absalón puede regresar a su casa, pero que no venga a verme». Así que Absalón regresó a su casa, pero no pudo ir a ver al rey.

25. La gente hablaba de lo bien parecido que era Absalón, pues no había israelita más apuesto que él. Era perfecto de pies a cabeza.

Leer capítulo completo 2 Samuel 14