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2 Samuel 12:6-20 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

6. Debe pagar cuatro veces el valor de la oveja por haber cometido este acto terrible y no haber tenido piedad.

7. Entonces Natán le dijo a David: —¡Tú eres ese hombre! El SEÑOR Dios de Israel dice: “Te elegí para que fueras el rey de Israel. Te libré de Saúl.

8. Dejé que tomaras a la hija de tú amo y a sus esposas, y te di las hijas de Israel y Judá. Y si no fuera suficiente, te habría dado aún más.

9. ¿Por qué entonces ignoraste mi mandato e hiciste lo que me desagrada? Dejaste que los amonitas mataran a Urías el hitita para quedarte con su esposa. Es como si tú mismo lo hubieras matado en batalla.

10. ¡Por eso tu familia jamás tendrá paz! Al tomar a la esposa de Urías el hitita, me despreciaste”.

11. Ahora el SEÑOR dice: “Traeré desastre contra ti, y vendrá de tu misma familia. Tomaré a tus mujeres y se las entregaré a un hombre cercano a ti. Él dormirá con ellas y todo el mundo lo sabrá.

12. Tú te acostaste con Betsabé a escondidas, pero tu castigo estará a la vista de todo Israel”.

13. Entonces David reconoció ante Natán diciendo: —He pecado contra el SEÑOR. Natán le dijo a David: —El SEÑOR te perdonará incluso este pecado, no morirás.

14. Porque en este asunto tú le has faltado gravemente al respeto al SEÑOR, tu hijo sí morirá.

15. Después de esto, Natán regresó a su casa. El SEÑOR hizo que el niño que David había tenido con la esposa de Urías enfermara de gravedad.

16. David rogó a Dios por el niño y se negaba a comer o beber. Se fue a su casa y por las noches se quedaba allí tirado en el suelo.

17. Los ancianos líderes de la familia de David iban a verlo y trataban de levantarlo, pero él se negaba a levantarse y a comer con ellos.

18. Cuando el niño murió al séptimo día, los siervos de David tenían miedo de darle la noticia porque pensaban que se podría hacer algún daño a sí mismo al recibir la noticia, ya que no los había escuchado cuando el niño aún vivía.

19. Pero al ver David que sus siervos murmuraban, comprendió que el niño había muerto. Así que les preguntó a sus siervos: —¿Ha muerto el niño? Los siervos contestaron: —Sí, ya ha muerto.

20. Entonces David se levantó, se bañó y se cambió de ropa. Luego fue a la casa del SEÑOR para adorar. Después regresó a su casa y les pidió a sus siervos algo de comer.

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