5. David le preguntó al joven: —¿Cómo sabes que Saúl y su hijo están muertos?
6. El joven respondió: —De casualidad yo estaba en el monte Guilboa y vi que Saúl se apoyaba en su lanza, mientras los carros de combate y la caballería de los filisteos estaban casi encima de él.
7. Saúl se volvió y al verme me llamó y yo le respondí.
8. Me preguntó quién era yo y le dije que era un amalecita.
9. Entonces Saúl me dijo: “Acércate y mátame. Estoy agonizando, pero aún sigo con vida”.
10. Al darme cuenta de que no iba a vivir, lo maté. Luego le quité la corona y el brazalete que llevaba en el brazo para traérselos a usted, mi señor.