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1 Samuel 18:6-23 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

6. Cuando David regresó de matar al filisteo, las mujeres de los pueblos de Israel salieron cantando y danzando a recibir al rey Saúl. Gritando tocaban panderetas y liras,

7. y exclamaban: «¡Saúl mató a miles, pero David mató a diez miles!»

8. Eso no le gustó nada a Saúl y se enojó muchísimo. Pensaba: «Las mujeres le dan crédito a David por unos cuantos miles, sólo les falta que le den el reino mismo».

9. A partir de aquel momento Saúl lo miraba con recelo.

10. Al día siguiente, un espíritu maligno de parte de Dios se apoderó de Saúl, haciéndolo actuar como loco en su casa. David tocó el arpa como de costumbre.

11. Pero Saúl tenía una lanza en la mano y pensó: «Lo clavaré en la pared». Saúl lo intentó dos veces, pero en ambas ocasiones David saltó y esquivó la lanza.

12. Saúl tenía miedo de David porque el SEÑOR ya no estaba con él, sino con David.

13. Saúl mandó a David lejos como comandante de mil soldados. David los dirigía en las batallas.

14. David tenía éxito porque el SEÑOR estaba con él.

15. Al ver su éxito, Saúl cada vez temía más a David.

16. Pero todos en Israel y Judá apreciaban a David porque los dirigía en las batallas.

17. Saúl quería matar a David y se le ocurrió ponerle una trampa, diciéndole: —Aquí tienes a Merab, mi hija mayor. Cásate con ella y así te convertirás en un soldado poderoso. Serás como un hijo para mí. Luego irás y pelearás las batallas del SEÑOR. En realidad, Saúl pensaba: «Así no tendré que matar a David yo mismo, sino que lo matarán los filisteos».

18. Pero David dijo: —Yo no me puedo casar con la hija del rey. No vengo de una familia importante ni tampoco soy importante.

19. Así que cuando llegó la hora de que David se casara con Merab, Saúl se la entregó a Adriel de Mejolá.

20. Mical, la otra hija de Saúl estaba enamorada de David. Cuando Saúl lo supo, le agradó la noticia,

21. y pensó: «Atraparé a David por medio de Mical. Se la daré en matrimonio y luego dejaré que los filisteos lo maten». Así que Saúl habló con David de nuevo: —Puedes casarte con mi hija hoy mismo.

22. Saúl les ordenó a sus oficiales que hablaran con David en privado y que le dijeran: «Mira, el rey te aprecia y sus oficiales también, deberías casarte con su hija».

23. Los oficiales hablaron con David, pero él contestó: —¿Creen que es muy fácil ser yerno del rey? Yo no soy más que un hombre común y corriente.

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