8. Saúl capturó vivo a Agag, rey de los amalecitas. Le perdonó la vida, pero mató a todo su ejército.
9. Saúl y sus soldados se sintieron mal de destruir todo, así que le perdonaron la vida a Agag, pero se quedaron con lo mejor del ganado, las mejores ovejas y los carneros. Se quedaron con todo lo que valía la pena y destruyeron lo que no tenía mucho valor.
10. Después Samuel recibió palabra del SEÑOR:
11. «Saúl ha dejado de seguirme. Me arrepiento de haberlo hecho rey porque no me obedece». Samuel se molestó mucho y clamó al SEÑOR toda la noche.
12. A la mañana siguiente, temprano, Samuel fue a ver a Saúl, pero se encontró con que Saúl había salido para Carmel para hacerse un monumento en honor a sí mismo. «Va a ir a varios lugares y al final irá a Guilgal», le dijo el pueblo. Así que Samuel fue a donde estaba Saúl y lo encontró ofreciendo, de lo que había tomado de los amalecitas, un sacrificio que debe quemarse completamente al Señor.
13. Samuel se acercó a Saúl y este lo saludó así: —¡El SEÑOR te bendiga! Obedecí los mandamientos del SEÑOR.
14. Pero Samuel dijo: —Entonces, ¿qué es ese ruido? ¿Por qué se oyen ovejas y ganado?
15. Saúl contestó: —Los soldados los tomaron de los amalecitas y se quedaron con lo mejor para ofrecer sacrificio que debe quemarse completamente al SEÑOR su Dios, pero destruimos todo lo demás.
16. Samuel le dijo a Saúl: —¡Espera! Déjame decirte lo que el SEÑOR me dijo anoche. Saúl contestó: —Está bien, dime lo que te dijo.
17. Samuel dijo: —Antes te considerabas alguien sin importancia, pero luego te convertiste en líder de las tribus de Israel. El SEÑOR te eligió como rey de Israel.