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1 Reyes 3:13-28 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

13. También te daré lo que no pediste: más riqueza que ningún otro rey jamás tendrá.

14. Sígueme y obedece mis decisiones y mandatos, tal como lo hizo tu papá David, y así te daré una larga vida».

15. Salomón se despertó reconociendo que Dios le había hablado en un sueño. Entonces Salomón fue a Jerusalén y de pie ante el Cofre Sagrado del SEÑOR, ofreció sacrificios que deben quemarse completamente y presentó ofrendas para festejar. También invitó a una fiesta a todos los líderes y oficiales que lo ayudaban a reinar.

16. Después entraron dos prostitutas para presentarse ante el rey.

17. La primera habló así: —Le ruego a Su majestad que escuche mi caso. Esta mujer y yo vivimos en la misma casa y yo tuve un bebé.

18. Tres días después esta mujer también tuvo un bebé. No había nadie más en casa, sólo nosotras dos.

19. Entonces durante la noche murió el bebé de esta mujer porque ella se acostó encima de él.

20. Ella se levantó durante la noche y me quitó el niño mío, estando yo durmiendo, y lo puso en la cama con ella. Después puso al bebé muerto junto a mí en la cama.

21. Cuando me levanté en la madrugada para amamantarlo, vi que estaba muerto. Pero en la mañana me di cuenta de que ese no era mi bebé.

22. La segunda mujer dijo: —¡No! Mi hijo está vivo y el tuyo está muerto. Pero la primera respondía: —¡No! ¡Tu hijo es el muerto y el mío está vivo! Así hablaban al rey.

23. El rey pensó: «Esta mujer dice que su bebé es el que está vivo y el de la otra es el que está muerto. La otra afirma lo contrario, que el suyo es el que está vivo y que el que está muerto es de esta mujer».

24. Entonces el rey Salomón mandó que un siervo suyo trajera una espada y así lo hizo.

25. Luego el rey dijo: —Corten el bebé vivo en dos pedazos y denle un pedazo a cada una.

26. La verdadera madre del niño sintió compasión por él y dijo: —Por favor, Su Majestad, denle la criatura a ella, pero por favor, ¡no lo maten! La otra mujer decía: —No será ni para mí ni para ella; divídanlo.

27. Entonces el rey Salomón dijo: —¡No maten al bebé! Dénselo a la primera mujer. Ella es la mamá.

28. Toda la nación de Israel oyó de la decisión del rey Salomón. Le tuvieron temor, respetándolo mucho, porque era muy sabio. Reconocieron que la sabiduría divina habitaba en él dándole la capacidad de tomar decisiones justas.

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