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1 Reyes 13:4-14 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

4. Cuando el rey Jeroboán escuchó el mensaje del hombre de Dios acerca del altar que está en Betel, quitó su mano del altar y apuntó hacia el hombre de Dios. Dijo: «¡Arresten a ese hombre!» Pero al decir esto, su brazo quedó paralizado, y no lo pudo mover.

5. El altar se rompió en pedazos y las cenizas se desparramaron. Esta fue la prueba que el SEÑOR había prometido.

6. Entonces el rey Jeroboán dijo al hombre de Dios: —Por favor, ora por mí al SEÑOR tu Dios para que me sane el brazo. Así que el hombre de Dios oró al SEÑOR, y se sanó el brazo del rey, volviendo a ser como era antes.

7. Y el rey le dijo al hombre de Dios: —Ven conmigo a casa, visítame un rato y te daré un regalo.

8. Pero el hombre de Dios le respondió al rey: —No iría contigo, ni comería contigo ni bebería siquiera un vaso de agua en este lugar, aunque me dieras hasta la mitad de tus posesiones.

9. El SEÑOR me dijo que no bebiera nada aquí y que no volviera por el mismo camino por donde vine.

10. Así que el hombre de Dios viajó de regreso por otro camino diferente del que usó para llegar a Betel.

11. Había un profeta viejo que vivía en la ciudad de Betel. Sus hijos le contaron lo que había sucedido con el altar de Betel y lo que el hombre de Dios le había dicho al rey Jeroboán.

12. El profeta viejo dijo: «¿Por cuál camino salió?» Y le mostraron cuál era el camino que el profeta de Judá había tomado.

13. El profeta viejo pidió que ensillaran su burro. Así lo hicieron y se fue.

14. El profeta viejo estaba buscando al hombre de Dios y lo encontró sentado debajo de un roble. Le preguntó: —¿Eres tú el hombre de Dios que vino de Judá? El hombre de Dios contestó: —Sí, soy yo.

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