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1 Reyes 13:18-30 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

18. Entonces el profeta anciano dijo: —Pero yo también soy un profeta como tú. Le mintió diciendo: —Un ángel del SEÑOR vino y me dijo que te llevara a mi casa y te diera algo de comer y de beber.

19. Así que el hombre de Dios fue con el viejo profeta y comió y bebió con él.

20. Mientras todavía estaban en la mesa, el SEÑOR le habló al viejo profeta.

21. En voz alta le dijo al hombre de Dios: —El SEÑOR dice que tú no lo obedeciste. No hiciste lo que el SEÑOR te mandó.

22. Te mandó que no comieras ni bebieras nada en este lugar, pero tú volviste, comiste y bebiste. Por eso no te sepultarán donde se sepulta a tu familia.

23. El hombre de Dios terminó de comer y beber. Entonces el viejo profeta le ensilló un asno y el hombre de Dios se fue.

24. Mientras iba de regreso, un león lo atacó y lo mató. El cuerpo del profeta quedó ahí, y el asno y el león se quedaron parados junto al cadáver.

25. Otros viajeros pasaron por ahí y vieron el cuerpo y el león parado al lado. Así que los hombres fueron a donde vivía el viejo profeta y le contaron lo que habían visto en el camino.

26. Cuando el viejo profeta escuchó esto, dijo: «Ese es el hombre de Dios que no obedeció el mandato del SEÑOR. Así que el SEÑOR mandó un león para matarlo, tal como el SEÑOR le había dicho».

27. Entonces el profeta les dijo a sus hijos: «Ensillen el asno». Y ellos lo ensillaron.

28. Cuando el viejo profeta encontró el cadáver, el asno y el león estaban todavía parados cerca del cuerpo. El león no se lo había comido ni había herido al asno.

29. El profeta puso el cadáver arriba del asno y lo regresó a la ciudad para lamentar su muerte y sepultarlo.

30. Sepultó al hombre en el sepulcro de su propia familia y lo lamentó diciendo: «¡Ay, mi hermano, siento lástima por ti!»

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