24. Él les dijo:— Esto es mi sangre, la sangre de la alianza*, que va a ser derramada en favor de todos.
25. Les aseguro que no volveré a beber de este fruto de la vid hasta el día aquel en que beba un vino nuevo en el reino de Dios.
26. Cantaron después el himno* y salieron hacia el monte de los Olivos.
27. Jesús les dijo:— Todos me van a abandonar, porque así lo dicen las Escrituras: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas.
28. Pero después de mi resurrección iré delante de ustedes a Galilea.
29. Pedro le dijo:— ¡Aunque todos te abandonen, yo no te abandonaré!
30. Jesús le contestó:— Te aseguro que hoy, esta misma noche, antes de que el gallo cante por segunda vez, tú me habrás negado tres veces.
31. Pedro insistió, asegurando:— ¡Yo no te negaré, aunque tenga que morir contigo!Y lo mismo decían todos los demás.
32. Llegados al lugar llamado Getsemaní, Jesús dijo a sus discípulos:— Quédense aquí sentados mientras yo voy a orar.
33. Se llevó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y comenzó a sentirse atemorizado y angustiado.
34. Les dijo:— Me está invadiendo una tristeza de muerte. Quédense aquí y manténganse vigilantes.
35. Se adelantó unos pasos más y, postrándose en tierra, oró pidiéndole a Dios que, si era posible, pasara de él aquel trance.
36. Decía:— ¡Abba, Padre, todo es posible para ti! Líbrame de esta copa de amargura; pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.
37. Volvió entonces y, al encontrar dormidos a los discípulos, dijo a Pedro:— Simón, ¿duermes? ¿Ni siquiera has podido velar una hora?