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Marcos 14:20-39 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

20. Jesús les dijo:— Es uno de los Doce; uno que ha tomado un bocado de mi propio plato.

21. Es cierto que el Hijo del hombre tiene que seguir su camino, como dicen de él las Escrituras. Sin embargo, ¡ay de aquel que traiciona al Hijo del hombre! Mejor le sería no haber nacido.

22. Durante la cena, Jesús tomó pan, bendijo a Dios, lo partió y se lo dio diciendo:— Tomen, esto es mi cuerpo.

23. Tomó luego en sus manos una copa, dio gracias a Dios y la pasó a sus discípulos. Y bebieron todos de ella.

24. Él les dijo:— Esto es mi sangre, la sangre de la alianza*, que va a ser derramada en favor de todos.

25. Les aseguro que no volveré a beber de este fruto de la vid hasta el día aquel en que beba un vino nuevo en el reino de Dios.

26. Cantaron después el himno* y salieron hacia el monte de los Olivos.

27. Jesús les dijo:— Todos me van a abandonar, porque así lo dicen las Escrituras: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas.

28. Pero después de mi resurrección iré delante de ustedes a Galilea.

29. Pedro le dijo:— ¡Aunque todos te abandonen, yo no te abandonaré!

30. Jesús le contestó:— Te aseguro que hoy, esta misma noche, antes de que el gallo cante por segunda vez, tú me habrás negado tres veces.

31. Pedro insistió, asegurando:— ¡Yo no te negaré, aunque tenga que morir contigo!Y lo mismo decían todos los demás.

32. Llegados al lugar llamado Getsemaní, Jesús dijo a sus discípulos:— Quédense aquí sentados mientras yo voy a orar.

33. Se llevó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y comenzó a sentirse atemorizado y angustiado.

34. Les dijo:— Me está invadiendo una tristeza de muerte. Quédense aquí y manténganse vigilantes.

35. Se adelantó unos pasos más y, postrándose en tierra, oró pidiéndole a Dios que, si era posible, pasara de él aquel trance.

36. Decía:— ¡Abba, Padre, todo es posible para ti! Líbrame de esta copa de amargura; pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.

37. Volvió entonces y, al encontrar dormidos a los discípulos, dijo a Pedro:— Simón, ¿duermes? ¿Ni siquiera has podido velar una hora?

38. Manténganse vigilantes y oren para que no desfallezcan en la prueba. Es cierto que tienen buena voluntad, pero les faltan las fuerzas.

39. Otra vez se alejó de ellos y oró diciendo lo mismo.

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