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Lucas 9:22-37 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

22. Les dijo también:— El Hijo del hombre tiene que sufrir mucho; va a ser rechazado por los ancianos del pueblo, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley que le darán muerte; pero al tercer día resucitará.

23. Y añadió, dirigiéndose a todos:— Si alguno quiere ser discípulo mío, deberá olvidarse de sí mismo, cargar con su cruz cada día y seguirme.

24. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que entregue su vida por causa de mí, ese la salvará.

25. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si él se pierde o se destruye a sí mismo?

26. Pues bien, si alguno se avergüenza de mí y de mi mensaje, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga rodeado de su gloria, de la gloria del Padre y de la de los santos ángeles.

27. Les aseguro que algunos de los que están aquí no morirán sin antes haber visto el reino de Dios.

28. Unos ocho días después de esto, Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago y subió al monte a orar.

29. Y sucedió que, mientras Jesús estaba orando, cambió el aspecto de su rostro y su ropa se volvió de una blancura resplandeciente.

30. En esto aparecieron dos personajes que conversaban con él. Eran Moisés y Elías,

31. los cuales, envueltos en un resplandor glorioso, hablaban con Jesús de lo que estaba a punto de sucederle en Jerusalén.

32. Pedro y sus compañeros se sentían cargados de sueño, pero se mantuvieron despiertos y vieron la gloria de Jesús y a los dos personajes que estaban con él.

33. Luego, mientras estos se separaban de Jesús, dijo Pedro:— ¡Maestro, qué bien estamos aquí! Hagamos tres cabañas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.En realidad, Pedro no sabía lo que decía.

34. Aún estaba hablando Pedro, cuando quedaron envueltos en la sombra de una nube, y se asustaron al verse en medio de ella.

35. Entonces salió de la nube una voz que decía:— Este es mi Hijo elegido. Escúchenlo.

36. Todavía resonaba la voz cuando Jesús se encontró solo. Los discípulos guardaron silencio y por entonces no contaron a nadie lo que habían visto.

37. Al día siguiente, cuando bajaron del monte, mucha gente salió al encuentro de Jesús.

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