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Lucas 24:21-40 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

21. Nosotros teníamos la esperanza de que él iba a ser el libertador de Israel, pero ya han pasado tres días desde que sucedió todo esto.

22. Verdad es que algunas mujeres de nuestro grupo nos han desconcertado, pues fueron de madrugada al sepulcro

23. y, al no encontrar su cuerpo, volvieron diciendo que también se les habían aparecido unos ángeles y les habían dicho que él está vivo.

24. Algunos de los nuestros acudieron después al sepulcro y lo encontraron todo tal y como las mujeres habían dicho. Pero a él no lo vieron.

25. Jesús, entonces, les dijo:— ¡Qué lentos son ustedes para comprender y cuánto les cuesta creer lo dicho por los profetas!

26. ¿No tenía que sufrir el Mesías todo esto antes de ser glorificado?

27. Y, empezando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó cada uno de los pasajes de las Escrituras que se referían a él mismo.

28. Cuando llegaron a la aldea adonde se dirigían, Jesús hizo ademán de seguir adelante.

29. Pero ellos le dijeron, insistiendo mucho:— Quédate con nosotros, porque atardece ya y la noche se echa encima.Él entró y se quedó con ellos.

30. Luego, cuando se sentaron juntos a la mesa, Jesús tomó el pan, dio gracias a Dios, lo partió y se lo dio.

31. En aquel momento se les abrieron los ojos y lo reconocieron; pero él desapareció de su vista.

32. Entonces se dijeron el uno al otro:— ¿No nos ardía ya el corazón cuando conversábamos con él por el camino y nos explicaba las Escrituras?

33. En el mismo instante emprendieron el camino de regreso a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once y a todos los demás,

34. que les dijeron:— Es cierto que el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón.

35. Ellos, por su parte, contaron también lo que les había sucedido en el camino y cómo habían reconocido a Jesús cuando partía el pan.

36. Todavía estaban hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y les dijo:— ¡La paz sea con ustedes!

37. Sorprendidos y muy asustados, creían estar viendo un fantasma.

38. Pero Jesús les dijo:— ¿Por qué se asustan y por qué dudan tanto en su interior?

39. Miren mis manos y mis pies: soy yo mismo. Tóquenme y mírenme. Los fantasmas no tienen carne ni huesos, como ustedes ven que yo tengo.

40. Al decir esto, les mostró las manos y los pies.

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