38. Ellos dijeron:— ¡Señor, aquí tenemos dos espadas!Él les contestó:— ¡Es bastante!
39. Después de esto, Jesús salió y, según tenía por costumbre, se dirigió al monte de los Olivos en compañía de sus discípulos.
40. Cuando llegaron, les dijo:— Oren para que puedan resistir la prueba.
41. Luego se alejó de ellos como un tiro de piedra, se puso de rodillas y oró:
42. — Padre, si quieres, líbrame de esta copa de amargura; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
43. [Entonces se le apareció un ángel del cielo para darle fuerzas.
44. Jesús, lleno de angustia, oraba intensamente. Y le caía el sudor al suelo en forma de grandes gotas de sangre].