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Hechos 8:14-27 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

14. Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén se enteraron de que Samaría había acogido favorablemente el mensaje de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan.

15. Llegaron estos y oraron por los samaritanos para que recibieran el Espíritu Santo,

16. pues aún no había descendido sobre ninguno de ellos; únicamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús, el Señor.

17. Les impusieron, pues, las manos y recibieron el Espíritu Santo.

18. Al ver Simón que cuando los apóstoles imponían las manos se impartía el Espíritu, les ofreció dinero,

19. diciendo:— Concédanme también a mí el poder de que, cuando imponga las manos a alguno, reciba el Espíritu Santo.

20. — ¡Al infierno tú y tu dinero! —le contestó Pedro—. ¿Cómo has podido imaginar que el don de Dios es un objeto de compraventa?

21. No es posible que recibas ni tengas parte en este don, pues Dios ve que tus intenciones son torcidas.

22. Arrepiéntete del mal que has hecho y pide al Señor que, si es posible, te perdone el haber abrigado tal pensamiento.

23. Veo que la envidia te corroe y la maldad te tiene encadenado.

24. Simón respondió:— Oren por mí al Señor para que nada de lo que ustedes han dicho me suceda.

25. Una vez que Pedro y Juan cumplieron su misión de testigos y proclamaron el mensaje del Señor, emprendieron el regreso a Jerusalén, anunciando de paso la buena noticia en muchas poblaciones samaritanas.

26. Un ángel del Señor* dio a Felipe estas instrucciones:— Ponte en camino y dirígete hacia el sur por la ruta que va desde Jerusalén hasta Gaza, la ruta del desierto.

27. Felipe partió sin pérdida de tiempo. A poco divisó a un hombre, que resultó ser un eunuco* etíope*, alto funcionario de Candace, reina de Etiopía, de cuyo tesoro era administrador general. Había venido en peregrinación a Jerusalén

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