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Hechos 20:11-29 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

11. Subió otra vez y continuó con el partimiento del pan; y, una vez que hubo comido, prolongó su charla hasta el amanecer. Concluido todo, se marchó.

12. En cuanto al muchacho, lo llevaron vivo, y todos se sintieron muy consolados.

13. Como Pablo había decidido hacer el viaje por tierra, nosotros zarpamos con tiempo suficiente rumbo a Asón con el fin de recogerlo allí.

14. Cuando se nos unió en Asón, subió a bordo con nosotros y navegamos hasta Mitilene.

15. Zarpando de allí, al día siguiente pasamos a la altura de Quío* y llegamos a Samos un día después*. Navegamos un día más y arribamos a Mileto.

16. Pablo no quiso hacer escala en Éfeso para evitar demorarse en la provincia de Asia, pues le urgía estar en Jerusalén, a ser posible, el día de Pentecostés.

17. No obstante, desde Mileto Pablo mandó llamar a los dirigentes de la iglesia de Éfeso.

18. Cuando estuvieron a su lado, les dijo:— Ustedes conocen perfectamente la conducta que he observado entre ustedes desde el primer día de mi llegada a la provincia de Asia.

19. He servido al Señor con toda humildad, en medio de las angustias y pruebas que me sobrevinieron a causa de las maquinaciones de los judíos.

20. Nada he callado que pudiera serles de utilidad, y no he dejado de anunciarles el mensaje y de enseñarles en público y en privado.

21. He instado a judíos y no judíos a convertirse a Dios y a creer en Jesús, nuestro Señor.

22. Ahora, como ven, me dirijo a Jerusalén impelido por el Espíritu, sin saber a ciencia cierta lo que allí me acontecerá.

23. Eso sí, el Espíritu Santo me asegura que no hay ciudad en la que no me esperen prisiones y sufrimientos.

24. Por lo que a mi vida respecta, en nada la aprecio. Sólo aspiro a terminar mi carrera y a culminar la tarea que me encomendó Jesús, el Señor: proclamar la buena noticia de que Dios nos ha dispensado su favor.

25. Ahora sé que ninguno de ustedes, entre quienes pasé anunciando el reino de Dios, volverá a verme más.

26. Por eso, quiero hoy declarar ante ustedes que tengo la conciencia limpia en relación con lo que les pueda suceder a ustedes.

27. Nada he callado de cuanto debía anunciarles sobre el plan de Dios.

28. Cuiden de ustedes mismos y de todo el rebaño sobre el que les ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes*. Pastoreen la Iglesia que el Señor adquirió con el sacrificio de su propia vida.

29. Sé que después de mi partida se introducirán entre ustedes lobos feroces que no tendrán compasión del rebaño.

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