22. El populacho se amotinó contra ellos, y los magistrados ordenaron que los desnudaran y los azotaran.
23. Después de azotarlos con ganas, los metieron en la cárcel y encomendaron al carcelero que los mantuviera bajo estricta vigilancia.
24. Ante tal orden, el carcelero los metió en la celda más profunda de la prisión y les sujetó los pies en el cepo.