Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Hechos 10:19-35 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

19. Entonces el Espíritu dijo a Pedro, que seguía preguntándose intrigado por el sentido de la visión:— Ahí abajo hay tres hombres que te buscan.

20. Baja en seguida y acompáñalos. No tengas ningún reparo, porque los he enviado yo.

21. Pedro bajó al encuentro de aquellos hombres y les dijo:— Yo soy el que ustedes buscan. ¿A qué se debe la visita?

22. — Venimos de parte del capitán Cornelio —respondieron—. Es un hombre recto que rinde culto al verdadero Dios y a quien todos los judíos aprecian de veras. Un ángel de Dios le ha indicado que te haga llegar a su casa para oír lo que tengas que decirle.

23. Pedro los invitó a pasar la noche allí y, al día siguiente, se puso en camino con ellos, acompañado por algunos hermanos de Jope.

24. Un día después llegaron a Cesarea, donde Cornelio estaba ya esperándolos junto con sus familiares y amigos íntimos.

25. Cuando llegó Pedro, salió a recibirlo y se postró a sus pies en actitud de adoración.

26. — Ponte de pie —le dijo Pedro mientras lo ayudaba a levantarse—, pues también yo soy simplemente un hombre.

27. Entraron en la casa conversando y Pedro dijo a las numerosas personas que encontró reunidas allí:

28. — Como saben, a un judío le está prohibido relacionarse con extranjeros o entrar en sus casas. Pero Dios me ha hecho comprender que a nadie debo considerar profano o impuro.

29. Por eso, no tuve inconveniente en venir cuando ustedes me llamaron. Deseo saber por qué razón me han hecho venir.

30. Entonces Cornelio respondió:— Hace cuatro días, a esta misma hora, estaba yo aquí en mi casa* ocupado en la oración de la tarde, cuando, de pronto, se presentó ante mí un hombre vestido con una túnica resplandeciente.

31. Me dijo: “Cornelio, Dios ha escuchado tu oración y ha tenido en cuenta tu generosidad con los pobres.

32. Por tanto, envía a alguien a Jope para que haga venir a Simón, a quien se conoce también como Pedro; se hospeda en casa de otro Simón, un curtidor que vive junto al mar”.

33. De modo que mandé en seguida a buscarte, y tú te has dignado venir. Aquí, pues, nos tienes a todos, en presencia de Dios, dispuestos a escuchar todo cuanto el Señor te haya encargado decirnos.

34. Pedro tomó entonces la palabra y se expresó en estos términos:— Ahora comprendo verdaderamente que para Dios no existen favoritismos.

35. Toda persona, sea de la nación que sea, si es fiel a Dios y se porta rectamente, goza de su estima.

Leer capítulo completo Hechos 10