21. Tobit le dijo:— ¡No hables así! Nuestro hijo, que se ha ido sano y salvo, también volverá a nosotros de la misma manera. Con tus propios ojos lo verás regresar lleno de salud.
22. No te preocupes, querida, ni te atormentes, porque un ángel bueno lo acompañará: todo le irá bien en su viaje y volverá sano y salvo.
23. Ella entonces dejó de llorar.