9. pues de esa forma acumularás un buen tesoro para el día en que padezcas necesidad.
10. Porque la limosna libra de la muerte e impide que se caiga en las tinieblas:
11. dar limosna es una valiosa ofrenda delante de Dios para todos los que la practican.
12. Hijo mío, no te dejes enredar en relaciones pecaminosas; antes bien escoge a una mujer de nuestro propio linaje*. No tomes por esposa a ninguna extranjera o a ninguna que no pertenezca a la tribu de tu padre, porque nosotros descendemos de los profetas. Recuerda, hijo mío, que Noé, Abrahán, Isaac y Jacob, nuestros antepasados, se casaron con mujeres escogidas de entre sus parientes, y fueron bendecidos en sus hijos. Sus descendientes heredarán la tierra.
13. Por tanto, hijo mío, ama a tus hermanos de raza y no te ensoberbezcas ante los hijos y las hijas de tu pueblo, ni los desprecies negándote a tomar mujer de entre ellas. La soberbia es causa de ruina e inquietud, así como la ociosidad trae consigo pobreza y mucha miseria. ¡La ociosidad es madre de la penuria!
14. No retengas hasta otro día el salario del obrero que trabaje para ti, sino págaselo en seguida. Y si sirves a Dios, él te lo pagará. Hijo mío, presta atención a todo lo que hagas, y manifiesta buena educación en tu conducta.
15. No hagas a nadie lo que no te gustaría que te hicieran a ti. No bebas vino hasta emborracharte ni te acostumbres a andar embriagado.
16. Comparte tu pan con el hambriento y tu ropa con los que están desnudos; si algo te sobra, dalo con gusto como limosna, sin tacañería.
17. Haz tu ofrenda de pan sobre la tumba de los justos, pero no se lo des a los pecadores.
18. Pide consejo a las personas prudentes, y no desprecies ningún consejo útil.
19. Alaba a Dios, el Señor, en cualquier oportunidad. Pídele que te conceda el éxito en todo lo que emprendas y que tu comportamiento sea recto; porque no todos los pueblos poseen sabiduría, sino que el Señor es quien da todos los bienes y el que humilla profundamente a quien él quiere humillar. Hijo mío, recuerda estos preceptos y que nunca desaparezcan de tu corazón.
20. Ahora, hijo mío, quiero poner en tu conocimiento que dejé en depósito diez talentos de plata a Gabael, hijo de Gabrí, en Ragués de Media.
21. Hijo mío, no te preocupe el que nos hayamos empobrecido: si temes a Dios, apártate del pecado y compórtate como a él le agrada. Así tu riqueza será muy grande.