19. Alaba a Dios, el Señor, en cualquier oportunidad. Pídele que te conceda el éxito en todo lo que emprendas y que tu comportamiento sea recto; porque no todos los pueblos poseen sabiduría, sino que el Señor es quien da todos los bienes y el que humilla profundamente a quien él quiere humillar. Hijo mío, recuerda estos preceptos y que nunca desaparezcan de tu corazón.
20. Ahora, hijo mío, quiero poner en tu conocimiento que dejé en depósito diez talentos de plata a Gabael, hijo de Gabrí, en Ragués de Media.
21. Hijo mío, no te preocupe el que nos hayamos empobrecido: si temes a Dios, apártate del pecado y compórtate como a él le agrada. Así tu riqueza será muy grande.