Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Tobías 11:8-15 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

8. Úntaselos con la hiel del pez: la medicina contraerá y hará que desaparezcan las manchas blancas de sus ojos. Tu padre recuperará la vista y verá de nuevo la luz.

9. Ana echó a correr y se abrazó al cuello de su hijo, mientras le decía:— ¡Hijo mío, he vuelto a verte! ¡Ahora ya me puedo morir!Y rompió a llorar.

10. Tobit se levantó, y tropezando salió por la puerta que daba al patio.

11. Entonces Tobías se acercó a él con la hiel del pez en la mano, le sopló en los ojos, agarró su mano y le dijo:— ¡Ánimo, padre!Al instante le aplicó el remedio extendiéndoselo sobre los ojos;

12. después, con ambas manos, le quitó las manchas blancas de los ojos.

13. El padre se abrazó llorando al cuello de su hijo, y le dijo:— ¡Ya te veo, hijo mío, luz de mis ojos!

14. Y añadió:¡Bendito sea Diosy bendito sea su gran nombre!¡Benditos sean todos sus santos ángeles!¡Que su inmensa grandeza nos protejay sus ángeles sean eternamente benditos!Él me castigó, pero se compadeció de míy ahora puedo ver a mi hijo Tobías.

15. Tobías entró en la casa lleno de alegría y alabando a Dios en alta voz. Luego informó a su padre del éxito de su viaje: le informó de que había recuperado el dinero, y de que se había casado con Sara, la hija de Ragüel, la cual se había quedado junto a las puertas de Nínive y estaba a punto de llegar.

Leer capítulo completo Tobías 11