Tobías emprendió, pues, la marcha de casa de Ragüel con salud y alegría, y bendiciendo al Señor del cielo y de la tierra, al Rey del universo, que le había dado tan feliz resultado en su viaje.Ragüel le había dicho:— ¡Quiera el Señor que puedas honrar a tus padres todos los días de tu vida!