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Tobías 1:1-9 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

1. Este es el libro de los hechos de Tobit, hijo de Tobiel, hijo de Ananiel, hijo de Aduel, hijo de Gabael, hijo de Rafael, hijo de Ragüel, del linaje de Asiel, de la tribu de Neftalí.

2. En tiempos de Salmanasar, rey de los asirios, Tobit fue deportado desde Tisbé, al sur de Cadés de Neftalí, en la alta Galilea, por encima de Jasor, detrás de la ruta occidental y al norte de Sefat.

3. Yo, Tobit, me he mantenido en las sendas de la verdad y la justicia a lo largo de toda mi vida. He hecho muchas limosnas para ayudar a mis hermanos y mis compatriotas, quienes, lo mismo que yo, habían sido deportados a Nínive, al país de los asirios.

4. En mi juventud, cuando aún vivía en Israel, la tribu entera de mi antepasado Neftalí se había separado de la casa de David y de la ciudad de Jerusalén, ciudad elegida entre todas las tribus de Israel para ofrecer sacrificios a Dios. En ella se había levantado el Templo, la morada consagrada a Dios para todas las generaciones.

5. Todos mis hermanos, y también la tribu de mi antepasado Neftalí, ofrecían sacrificios sobre los montes de Galilea al becerro que Jeroboán, el rey de Israel, había mandado colocar en Dan.

6. Yo, sin embargo, acudía muchas veces, por lo general solo, a las fiestas de Jerusalén, cumpliendo así el deber prescrito a perpetuidad para todo Israel. Me apresuraba a llevar a Jerusalén los primeros frutos de la cosecha, las primeras crías y diezmos del ganado y la primera lana de las ovejas.

7. Lo entregaba todo a los sacerdotes, descendientes de Aarón, para ofrecer sacrificios sobre el altar. Y el diezmo del trigo, del vino, del aceite, de las granadas, de los higos y de otros frutos, se lo daba a los levitas que cumplían su servicio en Jerusalén. Cada seis años cambiaba este segundo diezmo por dinero, que luego gastaba cada año en Jerusalén.

8. Un tercer diezmo lo repartía entre los huérfanos, las viudas y los prosélitos que se habían unido al pueblo de Israel. Se lo entregaba cada tres años, y lo comíamos de acuerdo con lo prescrito por la ley de Moisés y siguiendo las instrucciones de Débora, madre de mi abuelo Ananiel —mi padre ya había muerto, dejándome huérfano—.

9. Cuando fui mayor, tomé por esposa a una mujer llamada Ana*, perteneciente a nuestra propia familia. De ella tuve un hijo, a quien puse por nombre Tobías.

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