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Sabiduría 8:6-21 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

6. Y si la prudencia es la que siempre está actuando,¿no es la sabiduría el artífice de todo cuanto existe?

7. Si alguien se comporta con rectitud,las virtudes serán el fruto logrado de la misma;porque ella enseña templanza y prudencia,además de justicia y fortaleza;nada hay más útil en la vida humana.

8. Y si alguien ansía ser rico en experiencia,ella conoce el pasado y puede prever el futuro,conoce los giros idiomáticos y descifra los enigmas,sabe interpretar de antemano señales y prodigios,así como las vicisitudes de tiempos y momentos.

9. Así que resolví tomarla por compañera,sabiendo que sería mi consejera para el bieny mi consuelo en preocupaciones y tristezas.

10. Gracias a ella alcanzaré fama entre la gentey, aun siendo joven, los ancianos me honrarán.

11. Se reconocerá mi agudeza cuando imparta justiciay seré la admiración de los poderosos.

12. Si permanezco callado, esperarán mis palabras;si hablo, me prestarán atención;si prolongo mi discurso, se mostrarán admirados.

13. Gracias a ella, alcanzaré la inmortalidady dejaré a mis sucesores un recuerdo imperecedero.

14. Gobernaré pueblos, y someteré naciones;

15. Hasta los más terribles tiranostemblarán al oír hablar de mí;me mostraré amable con la gente,me portaré con valor en la guerra.

16. Al regresar a mi casa, descansaré a su lado,porque no causa amargura su tratoni es fuente de sufrimiento convivir con ella;al contrario, lo es de regocijo y de alegría.

17. Esto reflexionaba para mis adentrosy esto consideraba en mi interior:comprendí entonces en mi corazónque inmortalidad y sabiduría están emparentadas,

18. que su amistad conlleva un honroso deleite,que el trabajo de sus manos es riqueza inagotable,que en su trato asiduo se encuentra la prudencia,en conversar con ella, la celebridad.Así que anduve por todas partesbuscando cómo hacerla mi esposa.

19. Yo era un muchacho bueno por naturaleza,y me tocó en suerte un alma bondadosa;

20. o mejor, siendo yo de buena índole,entré en un cuerpo sin mancha.

21. Pero entendí que no podría alcanzar la sabiduría,si no era el mismo Dios quien me la daba,—y ya era señal de prudencia saber el origen de tal don—.Así que me dirigí al Señor suplicando de todo corazón:

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