48. Entonces Abimélec subió al monte Salmón con toda su tropa, cortó una rama de árbol con un hacha, se echó al hombro la rama y dijo a la tropa que lo acompañaba:— ¡De prisa! Hagan lo que me ven hacer.
49. Todos sus hombres cortaron cada uno su rama; luego siguieron a Abimélec, pusieron las ramas encima de la cripta y prendieron fuego a la cripta con los señores de Siquén dentro. Así murieron también todos los habitantes de Torre de Siquén, unos mil entre hombres y mujeres.
50. Después marchó Abimélec contra Tebes, la asedió y la conquistó.
51. Había en medio de la ciudad una torre fortificada, y en ella se refugiaron todos los hombres y mujeres, y todos los señores de la ciudad. Cerraron por dentro y subieron a la terraza de la torre.
52. Abimélec llegó hasta la torre, la atacó y se acercó a la puerta de la torre para prenderle fuego.
53. Entonces una mujer le arrojó una muela de molino a la cabeza y le partió el cráneo.
54. Él llamó en seguida a su escudero y le dijo:— Saca tu espada y mátame. Para que no se diga de mí que una mujer me dio muerte.Su escudero lo atravesó con la espada, y murió.
55. Cuando la gente de Israel vio que Abimélec había muerto, se volvió cada uno a su casa.
56. Así devolvió Dios a Abimélec el mal que había hecho a su padre Jerubaal matando a sus setenta hermanos.
57. Y también hizo Dios recaer sobre la cabeza de la gente de Siquén toda su maldad. De este modo cayó sobre ellos la maldición de Jotán, hijo de Jerubaal.