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Judit 8:27-36 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

27. A nosotros no nos trata como a ellos, a los que sometió a una prueba de fuego para purificar su corazón; ni tampoco nos ha castigado el Señor, sino que prueba a quienes a él se acercan, a fin de que estén advertidos.

28. Ozías le respondió:— En todo cuanto has dicho rebosan cordura tus palabras, y nadie podría contradecirte.

29. No es hoy cuando por primera vez has mostrado tu sabiduría, pues desde que eras niña conoce todo el pueblo tu inteligencia y la bondad de tu corazón.

30. Pero el pueblo se está muriendo de sed; por nuestra parte, nos vemos obligados a hacer lo que dijimos y a comprometernos con un juramento al que no podemos faltar.

31. Ahora bien, tú, que eres una mujer piadosa, ora por nosotros, para que el Señor envíe la lluvia hasta que se llenen nuestras cisternas y no sigamos desfalleciendo.

32. Judit les contestó:— Escúchenme ahora, pues voy a hacer una cosa que nuestro pueblo recordará generación tras generación.

33. Permanezcan esta noche junto a las puertas de la ciudad. Yo saldré en compañía de mi criada y, antes de cumplirse el plazo que ustedes fijaron para entregar la ciudad a nuestros enemigos, el Señor se valdrá de mí para salvar a Israel.

34. Pero no traten de conocer mis propósitos, porque tampoco yo les hablaré de ellos hasta que los haya llevado a cabo.

35. Ozías y los gobernantes de la ciudad le dijeron:— Vete en paz y que el Señor Dios vaya delante de ti para castigo de nuestros enemigos.

36. Después salieron de la casa y cada uno regresó a su puesto.

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