Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Judit 8:19-29 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

19. precisamente por eso Dios entregó a nuestros antepasados a la espada y al saqueo, y sucumbieron de mala manera delante de nuestros enemigos.

20. Pero fuera de él, nosotros no reconocemos a ningún otro dios, por lo cual confiamos en que no nos despreciará a nosotros ni a ninguno de nuestra nación.

21. Si nosotros somos conquistados, toda Judea quedará también conquistada, nuestro Templo será saqueado, y con nuestra propia sangre habremos de responder de su profanación.

22. Dios hará que, en medio de las naciones de las que seremos cautivos, seamos responsables de la muerte de nuestros hermanos, de la esclavitud del país y de la ruina de nuestra heredad. Y los que se adueñen de nosotros nos harán objeto de burla y de vergüenza.

23. Porque nuestra esclavitud no traerá sobre nosotros nada favorable, sino que el Señor, nuestro Dios, nos la convertirá en deshonra.

24. Por tanto, hermanos, seamos ahora ejemplo para nuestros compatriotas, puesto que de nosotros depende su vida como también dependen de nosotros las cosas sagradas, el Templo y el altar.

25. Por todo lo cual demos gracias al Señor nuestro Dios, que nos pone a prueba de la misma manera que a nuestros antepasados.

26. Recuerden lo que hizo con Abrahán y cómo puso a prueba a Isaac, y lo que le ocurrió a Jacob en Mesopotamia de Siria mientras pastoreaba las ovejas de Labán, el hermano de su madre.

27. A nosotros no nos trata como a ellos, a los que sometió a una prueba de fuego para purificar su corazón; ni tampoco nos ha castigado el Señor, sino que prueba a quienes a él se acercan, a fin de que estén advertidos.

28. Ozías le respondió:— En todo cuanto has dicho rebosan cordura tus palabras, y nadie podría contradecirte.

29. No es hoy cuando por primera vez has mostrado tu sabiduría, pues desde que eras niña conoce todo el pueblo tu inteligencia y la bondad de tu corazón.

Leer capítulo completo Judit 8