Los reduciremos a cenizas, su sangre empapará los montes, y las llanuras se llenarán de sus cadáveres; no podrán oponerse a nuestros ataques, sino que serán destruidos por completo. Así lo afirma el rey Nabucodonosor, señor de toda la tierra. ¡Él ha hablado, y sus palabras no caerán en el vacío!