1. El Señor me dirigió la palabra:
2. — Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza y diles: Esto dice el Señor Dios: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No es función de los pastores apacentar el rebaño?
3. Han bebido la leche de las ovejas, se han vestido con su lana y han sacrificado a las más gordas: no han apacentado el rebaño.
4. No han robustecido a las ovejas débiles, no han curado a las enfermas, no han vendado a las heridas, no han recuperado a las descarriadas, no han buscado a las perdidas, sino que las han dominado con dureza y violencia.
5. Han andado dispersas, sin pastor, convertidas en presa de todas las fieras del campo.
6. Mi rebaño anda errante por todos los montes y colinas, disperso por todo el país, sin que nadie se preocupe por él ni lo busque.
7. Por eso, escuchen, pastores, la palabra del Señor.