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Ester Griego 1 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

I.— INTRODUCCIÓN HISTÓRICA (1—2)

El sueño de Mardoqueo

1a. El segundo año del reinado de Artajerjes* el Grande, el día primero del mes de Nisán*, Mardoqueo, hijo de Jaír, hijo de Semeí, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín, tuvo un sueño.

1b. Mardoqueo era un judío que residía en la ciudad de Susa, y que desempeñaba un cargo importante en el palacio real.

1c. Era uno de los que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había deportado de Jerusalén con Jeconías, rey de Judá.

1d. El sueño de Mardoqueo fue así: gritos y estruendos, truenos, terremotos y agitación sobre la tierra.

1e. Luego aparecieron dos enormes dragones que se disponían a abalanzarse el uno contra el otro, y lanzaron un gran rugido.

1f. Al oír aquel rugido, todas las naciones se prepararon para la guerra, prestas a luchar contra el pueblo de los justos.

1g. Fue un día de oscuridad, tinieblas, tribulación y angustia, y de sufrimiento y gran agitación sobre la tierra.

1h. El pueblo de los justos se llenó de turbación: aterrorizados por su propia desgracia, se dispusieron a morir y clamaron a Dios.

1i. De ese clamor, como de un pequeño manantial, brotó un río grande y caudaloso;

1j. luego hubo una luz, salió el sol, y los humildes fueron exaltados y devoraron a los poderosos.

1k. Cuando Mardoqueo se despertó de aquel sueño, comenzó a reflexionar qué sería lo que Dios había decidido hacer; y el sueño no se apartaba de su mente, de modo que estuvo hasta la noche tratando de entender su sentido.

Mardoqueo descubre una conjura

1l. Mardoqueo, que vivía por aquel tiempo en palacio junto con Gabazá y Zarra, un par de eunucos del rey encargados de la vigilancia de la corte,

1m. oyó que ambos estaban tramando algo. Tratando de averiguar sus propósitos, entendió que preparaban un atentado contra el rey Artajerjes. Entonces se lo comunicó al rey,

1n. que ordenó arrestar a los dos eunucos, los cuales, después de confesar sus intenciones, fueron ejecutados.

1o. El rey mandó que se consignaran estos hechos en los anales del reino, lo cual hizo también Mardoqueo.

1p. Entonces concedió el rey a Mardoqueo un cargo en palacio, y además le mostró su gratitud con diversos regalos.

1q. Pero Amán, hijo de Hamedata y descendiente de Agag, que gozaba de gran prestigio delante del rey, buscaba la manera de perjudicar a Mardoqueo y a su pueblo, a causa de lo ocurrido con los dos eunucos del rey.[

El banquete de Asuero

1. Esta historia sucedió en los días en que el reino de Asuero se extendía sobre ciento veintisiete provincias, desde la India hasta Etiopía,

2. y su trono real se hallaba establecido en la ciudadela de Susa.

3. En el tercer año de su reinado ofreció un banquete a todos sus oficiales y altos funcionarios. Los jefes del ejército de los Persas y los Medos, los nobles y los gobernadores de las provincias se dieron cita allí.

4. Durante muchos días, más de ciento ochenta, hizo ostentación de las riquezas de su reino y del magnífico esplendor de su grandeza.

5. Pasado ese tiempo, el rey ofreció en el patio de los jardines reales un banquete de siete días al que invitó a toda la población, ricos y pobres por igual, que se hallaba en la ciudadela de Susa.

6. Cortinas blancas y violetas, atadas con cordones de lino blanco y púrpura violeta a unos anillos de plata, pendían de columnas de mármol blanco; sobre un pavimento de mosaico realizado con malaquita, alabastro, nácar y mármoles de colores, había divanes de oro y plata.

7. En copas de oro de las más diversas formas se servía el vino real, el cual corría a raudales, como cabía esperar de la generosidad de un rey.

8. Todos los invitados podían beber cuanto quisieran, pues los sirvientes habían recibido la orden del rey de servir a cada cual lo que deseara.

9. También la reina Vasti ofreció un banquete a las mujeres en el palacio del rey Asuero.

La reina Vasti cae en desgracia

10. El séptimo día, alegre por el vino, el rey ordenó a Maumán, Biztá, Jarboná, Bigtá, Abagtá, Zetar y Carcás —los siete eunucos que servían personalmente al rey—,

11. que trajeran a su presencia a la reina Vasti, luciendo la corona real, para que el pueblo y los principales del reino pudieran admirar la belleza de la reina, pues era realmente hermosa.

12. Pero cuando los eunucos comunicaron a la reina Vasti la orden del rey, esta se negó a ir. El rey se enfureció muchísimo, montó en cólera,

13. y consultó a los entendidos en leyes, porque era frecuente que los asuntos reales se trataran con los expertos en leyes y en derecho.

14. De ellos, los más allegados al rey eran Carsená, Setar, Tarsis, Mares, Marsená y Mamucán, los siete altos oficiales de Persia y Media, que ocupaban los puestos más importantes del reino y formaban parte del consejo real.

15. El rey les preguntó:— Según la ley, ¿qué ha de hacerse con la reina Vasti por haber desobedecido la orden del rey enviada a través de los eunucos?

16. En presencia del rey y del consejo real, Mamucán respondió:— La reina Vasti no ha ofendido tan solo al rey, sino también a todas las autoridades y a todos los súbditos de las provincias del rey Asuero.

17. Porque cuando las mujeres sepan lo que ha hecho la reina Vasti perderán el respeto a sus maridos. Dirán: “El rey Asuero mandó venir a su presencia a la reina Vasti, y ella no acudió”.

18. Y a partir de hoy, cuando las mujeres de la nobleza de Persia y Media se enteren de la conducta de la reina, responderán a los oficiales del rey del mismo modo; les faltarán al respeto y habrá problemas.

19. Por lo tanto, si le parece bien al rey, promulgue con carácter irrevocable un decreto real que se inscriba en la legislación de persas y medos en estos términos: “La reina Vasti no podrá presentarse nunca más ante el rey Asuero. Su título de reina se conferirá a otra mujer más digna que ella”.

20. Cuando este decreto real sea conocido en todo tu vasto imperio, todas las mujeres respetarán a sus maridos, independientemente de su condición social.

21. La propuesta agradó al rey y a sus oficiales; así que el rey llevó a cabo la sugerencia de Mamucán.

22. Envió cartas por todas las provincias del reino, a cada provincia según su escritura y a cada pueblo según su lengua, ordenando que el marido fuera el señor de su casa y que en ella se hablara la lengua del marido.