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Deuteronomio 9:16-29 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

16. Y cuando vi que, efectivamente, ustedes habían pecado contra el Señor su Dios al fabricarse un becerro de metal, y se habían apartado muy pronto del camino que el Señor les había indicado,

17. tomé las dos losas que traía en mis manos y las arrojé delante de ustedes haciéndolas añicos.

18. Luego me postré ante el Señor, como ya hiciera antes, y durante cuarenta días y cuarenta noches estuve sin comer ni beber, por causa del gran pecado que habían cometido haciendo lo que el Señor reprueba y provocando así su ira.

19. Tenía miedo del enojo y de la ira con que el Señor se enfureció contra ustedes hasta el punto de querer aniquilarlos. Pero el Señor me escuchó una vez más.

20. Tan airado estaba el Señor con Aarón que incluso a él quiso aniquilarlo, pero también en esa ocasión intervine en su favor.

21. Después, agarré el objeto de su pecado, el becerro que se habían fabricado, y lo eché al fuego y, una vez desmenuzado y convertido en ceniza, lo tiré al torrente que baja de la montaña.

22. En Taberá, en Masá y en Quibrot Hatavá ustedes provocaron también la ira del Señor.

23. Y cuando el Señor los envió desde Cadés Barnea con esta orden: “Vayan y tomen posesión de la tierra que les he dado”, se rebelaron contra esa orden y no confiaron en él ni le obedecieron.

24. ¡Desde que yo los conozco, ustedes han sido rebeldes al Señor!

25. Como el Señor amenazaba con aniquilaros, me postré ante él y así estuve cuarenta días y cuarenta noches.

26. Entonces intercedí ante el Señor diciendo: Señor mi Dios, no aniquiles a tu heredad, a tu propio pueblo que con tu grandeza liberaste y sacaste de Egipto con gran poder.

27. Acuérdate de tus siervos Abrahán, Isaac y Jacob. No tengas en cuenta la terquedad de este pueblo, su maldad ni su pecado,

28. no sea que allí, en el país de donde nos sacaste, digan: “El Señor fue incapaz de hacerlos entrar en la tierra que les había prometido, o los sacó por odio para hacerlos perecer en el desierto”.

29. Son tu pueblo y tu propia heredad, los que tú sacaste de Egipto con gran poder y destreza sin igual.

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