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Deuteronomio 1:3-22 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

3. El día primero del undécimo mes*, en el año cuarenta, Moisés comunicó a los israelitas todo lo que el Señor le había encomendado que les dijese,

4. después de haber derrotado a Sijón, rey de los amorreos, que residía en Jesbón, y a Og, rey de Basán, que residía en Astarot y Edreí.

5. Al otro lado del Jordán, en tierra de Moab, comenzó Moisés a promulgar esta ley, diciendo:

6. El Señor, nuestro Dios, nos dijo esto en el Horeb:— ¡Ya llevan mucho tiempo en estas montañas!

7. Desmonten, pues, el campamento y pónganse en marcha; diríjanse a las montañas de los amorreos* y a todas sus zonas vecinas: la Arabá, la Montaña, la Sefela*, el Négueb y el litoral. Sigan por la tierra de los cananeos hasta llegar al Líbano y al río grande: el río Éufrates.

8. ¡Miren! Yo les he entregado el país; ahora entren y tomen posesión de la tierra que el Señor les prometió según juró a sus antepasados, Abrahán, Isaac y Jacob, y a sus descendientes.

9. En aquella ocasión les dije: “Yo solo no doy abasto con todos ustedes,

10. porque el Señor su Dios, los ha multiplicado de tal manera que son tan numerosos como las estrellas del cielo.

11. ¡Que el Señor, el Dios de sus antepasados, los haga mil veces más numerosos todavía y los bendiga como les ha prometido!

12. Pero, ¿cómo podré yo solo sobrellevar sus cargas, sus disputas y pleitos?

13. Elijan de cada tribu hombres experimentados, que sean conocidos por su sabiduría y prudencia y yo los pondré al frente de ustedes”.

14. Ustedes me respondieron: “Estamos de acuerdo con lo que nos propones”.

15. Entonces elegí de entre los jefes de las tribus a algunos hombres sabios y experimentados, y les di autoridad sobre ustedes. A unos los puse a cargo de grupos de mil hombres; a otros, a cargo de cien; a otros, de cincuenta; a otros, de diez, y a otros los nombré oficiales responsables de cada tribu.

16. Al mismo tiempo, di a los jueces estas normas: “Escuchen a sus hermanos y administren justicia cuando tengan pleitos entre ellos o con extranjeros.

17. No sean parciales en las sentencias; consideren de igual manera la causa de los débiles y la de los poderosos; no se dejen intimidar por nadie, porque el juicio es de Dios. Y si el asunto les sobrepasa, pásenmelo a mí para que yo lo atienda”.

18. Yo les indiqué entonces todo lo que debían hacer.

19. Así, pues, dejamos el Horeb y recorrimos todo ese inmenso y espantoso desierto que ustedes han visto, camino de las montañas de los amorreos, hasta que llegamos a Cadés Barnea, como el Señor nuestro Dios nos había mandado.

20. Entonces les dije: “Ya han llegado a las montañas de los amorreos, que el Señor nuestro Dios nos da.

21. El Señor tu Dios te entrega esta tierra: ¡Adelante, pues!, toma posesión de ella tal como te ha dicho el Señor, el Dios de tus antepasados. No temas ni te acobardes”.

22. Pero todos ustedes vinieron a decirme: “¿Qué tal si primero enviamos algunos hombres para que inspeccionen esta tierra y averigüen qué rutas debemos seguir y las ciudades en las que podemos entrar?”.

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