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Deuteronomio 1:16-32 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

16. Al mismo tiempo, di a los jueces estas normas: “Escuchen a sus hermanos y administren justicia cuando tengan pleitos entre ellos o con extranjeros.

17. No sean parciales en las sentencias; consideren de igual manera la causa de los débiles y la de los poderosos; no se dejen intimidar por nadie, porque el juicio es de Dios. Y si el asunto les sobrepasa, pásenmelo a mí para que yo lo atienda”.

18. Yo les indiqué entonces todo lo que debían hacer.

19. Así, pues, dejamos el Horeb y recorrimos todo ese inmenso y espantoso desierto que ustedes han visto, camino de las montañas de los amorreos, hasta que llegamos a Cadés Barnea, como el Señor nuestro Dios nos había mandado.

20. Entonces les dije: “Ya han llegado a las montañas de los amorreos, que el Señor nuestro Dios nos da.

21. El Señor tu Dios te entrega esta tierra: ¡Adelante, pues!, toma posesión de ella tal como te ha dicho el Señor, el Dios de tus antepasados. No temas ni te acobardes”.

22. Pero todos ustedes vinieron a decirme: “¿Qué tal si primero enviamos algunos hombres para que inspeccionen esta tierra y averigüen qué rutas debemos seguir y las ciudades en las que podemos entrar?”.

23. Su propuesta me pareció buena, así que escogí a doce de ustedes, uno por cada tribu.

24. Ellos partieron y subieron por la montaña hasta llegar al valle de Escol y exploraron la zona.

25. Después tomaron algunos frutos de la tierra, nos los trajeron y nos dijeron: “La tierra que el Señor nuestro Dios nos da es realmente espléndida”.

26. Sin embargo, ustedes se rebelaron contra la orden del Señor su Dios, se negaron a subir,

27. y se pusieron a murmurar dentro de sus tiendas diciendo: “El Señor debe odiarnos; nos sacó de Egipto para entregarnos en manos de los amorreos y destruirnos”.

28. ¡A dónde vamos a ir! Nuestros hermanos nos han metido el miedo en el cuerpo al decirnos que la gente de allí es más fuerte y más alta que nosotros, que las ciudades son enormes y están provistas de murallas que tocan el cielo. ¡Para colmo, nos dicen que vieron anaquitas por allí!

29. Entonces les respondí: “No se asusten ni les tengan miedo.

30. El Señor su Dios va delante de ustedes y combatirá por ustedes, como ya vieron que lo hizo en Egipto.

31. Y también has visto cómo el Señor tu Dios te conducía a lo largo de todo el camino que han recorrido por el desierto hasta llegar aquí, con el cuidado con que un padre lleva a su hijo”.

32. A pesar de eso, ninguno de ustedes confió en el Señor su Dios,

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