10. En el segundo año de Darío, el día veinticuatro del mes noveno, el Señor habló así al profeta Ageo:
11. — El Señor del universo dice: Pide a los sacerdotes el dictamen de la ley sobre este caso:
12. si alguno lleva carne consagrada entre los pliegues de su ropa y esta toca el pan, las viandas cocidas, el vino, el aceite o cualquier otra comida, ¿quedará todo ello santificado?Los sacerdotes respondieron negativamente.
13. Después Ageo preguntó:— Si una persona impura por contacto con un cadáver tocase alguna de estas cosas, ¿vendrán a ser impuras?Los sacerdotes respondieron:— Sí, quedarán impuras.
14. Entonces Ageo replicó:— Así sucede con este pueblo y esta nación que está ante mí —oráculo del Señor—: todo lo que hacen y todo lo que me ofrecen es impuro.