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2 Reyes 10:12-27 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

12. Después emprendió el camino hacia Samaría y cuando llegó a Betequed de los Pastores

13. se encontró con los parientes de Ocozías, el rey de Judá, y les preguntó:— ¿Quiénes son ustedes?Ellos respondieron:— Somos parientes de Ocozías, que venimos a saludar a los hijos del rey y a los hijos de la reina madre.

14. Entonces Jehú ordenó:— Agárrenlos vivos.Los prendieron vivos y los degollaron junto al pozo de Betequed. Eran cuarenta y dos, y no se salvó ninguno.

15. Se fue de allí y se encontró con Jonadab, el hijo de Recab que había ido a visitarlo. Lo saludó y le preguntó:— ¿Estás de acuerdo conmigo, como yo lo estoy contigo?Jonadab respondió:— Sí, lo estoy.Jehú le dijo:— Entonces dame la mano.Le dio la mano y Jehú lo hizo subir con él en su carro.

16. Luego le dijo:— Ven conmigo y comprobarás cómo defiendo la causa del Señor.

17. Cuando llegó a Samaría mató a todos los supervivientes de la familia de Ajab que había allí hasta exterminarlos, como el Señor había anunciado a Elías.

18. Luego convocó a toda la gente y les dijo:— Si Ajab rindió culto a Baal, Jehú lo superará.

19. Así que, llámenme a todos los profetas de Baal y a todos sus fieles y sacerdotes sin excepción, porque quiero ofrecer a Baal un gran sacrificio. El que falte morirá.Jehú actuaba con astucia para exterminar a los fieles de Baal.

20. A continuación ordenó:— Anuncien una celebración solemne en honor de Baal.

21. La anunciaron. Luego envió mensajeros por todo Israel y llegaron todos los fieles de Baal, sin faltar ninguno. Entraron al templo de Baal y lo llenaron por completo.

22. Entonces Jehú ordenó al encargado del vestuario:— Saca vestiduras para todos los fieles de Baal.Él se las sacó.

23. Jehú y Jonadab, el hijo de Recab, entraron en el templo, y Jehú dijo a los fieles de Baal:— Comprueben que aquí entre ustedes sólo hay fieles de Baal y que no hay fieles del Señor.

24. Luego entraron a ofrecer sacrificios y holocaustos. Jehú había dejado apostados fuera ochenta hombres con estas órdenes:— El que deje escapar a alguno de los hombres que yo les entregue, lo pagará con su vida.

25. Y cuando concluyó el holocausto, Jehú ordenó a los guardias y oficiales:— Entren y mátenlos. Que no escape ninguno.Los guardias y oficiales los pasaron a cuchillo y los arrojaron fuera. Luego fueron al camarín del templo de Baal,

26. sacaron de allí la estatua de Baal y la quemaron.

27. Finalmente derribaron las columnas y el templo de Baal y convirtieron el lugar en una cloaca hasta el día de hoy.

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