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2 Macabeos 7:9-27 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

9. pero cuando ya iba a exhalar su último suspiro, dijo:— Tú, criminal, nos quitas la vida presente; pero el Rey del universo nos resucitará a una vida eterna, pues morimos por guardar sus leyes.

10. Después torturaron al tercero, quien, nada más ordenárselo, sacó la lengua y extendió valerosamente las manos,

11. mientras decía:— De Dios he recibido estos miembros; ahora, sin embargo, por amor a sus leyes, los desprecio con la esperanza de recuperarlos de él nuevamente.

12. El rey y los que lo acompañaban estaban asombrados por el valor de aquel joven, que no temía al tormento.

13. Después de él, torturaron igualmente al cuarto que,

14. estando a punto de morir, dijo:— Quienes mueren víctimas de la crueldad humana, albergan la esperanza de que Dios los resucitará. Para ti, sin embargo, no habrá resurrección a la vida.

15. Trajeron en seguida al quinto y comenzaron a torturarlo;

16. y él, mirando al rey, dijo:— Tú, aunque eres mortal, tienes poder sobre seres humanos y haces lo que mejor te parece: pero no pienses que Dios ha abandonado a nuestro pueblo.

17. Aguarda un poco y verás cómo, con su gran poder, te atormentará a ti y a tus descendientes.

18. Luego trajeron al sexto que, ya al borde de la muerte, dijo:— No te hagas vanas ilusiones, pues nosotros padecemos por nuestra propia culpa. Por haber pecado contra nuestro Dios, nos suceden estas cosas terribles.

19. Pero tú, que has osado luchar contra Dios, no creas que vas a quedar impune.

20. Por otra parte, admirable sin igual y digna de gloriosa memoria fue aquella madre que, viendo morir a sus siete hijos en un mismo día, soportó la prueba con toda entereza, sostenida por su esperanza en el Señor.

21. Rebosante de nobles sentimientos, exhortaba en su lengua materna a cada uno de ellos y, uniendo a su ternura femenina un ánimo varonil, les decía:

22. — Yo no sé cómo aparecieron ustedes en mis entrañas, ni fui yo quien les dio el aliento de la vida ni quien ordenó con armonía los miembros de su cuerpo.

23. El creador del universo y autor de todas las cosas, es quien forma al ser humano desde su origen. Y él, en su misericordia, les devolverá el aliento de la vida, puesto que, por amor a sus leyes, han dejado de pensar en ustedes mismos.

24. Antíoco creyó que se estaba burlando de él y que, con esas palabras, lo insultaba. Y como el más joven aún vivía, el rey trató de convencerlo prometiendo bajo juramento hacerlo rico y dichoso, contarlo entre sus amigos y confiarle altos cargos, si renunciaba a las tradiciones de sus antepasados.

25. Pero como el joven no le hacía caso alguno, el rey llamó a la madre y le pidió que aconsejara a su hijo para salvarle la vida.

26. Tanto insistió, que finalmente ella se avino a convencer a su hijo.

27. Inclinándose hacia él, y burlándose del cruel tirano, dijo en su lengua materna:— Hijo, ten piedad de mí que te llevé nueve meses en mis entrañas, te amamanté durante tres años y te crié y eduqué hasta llegar a tu edad actual.

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