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2 Macabeos 7:21-41 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

21. Rebosante de nobles sentimientos, exhortaba en su lengua materna a cada uno de ellos y, uniendo a su ternura femenina un ánimo varonil, les decía:

22. — Yo no sé cómo aparecieron ustedes en mis entrañas, ni fui yo quien les dio el aliento de la vida ni quien ordenó con armonía los miembros de su cuerpo.

23. El creador del universo y autor de todas las cosas, es quien forma al ser humano desde su origen. Y él, en su misericordia, les devolverá el aliento de la vida, puesto que, por amor a sus leyes, han dejado de pensar en ustedes mismos.

24. Antíoco creyó que se estaba burlando de él y que, con esas palabras, lo insultaba. Y como el más joven aún vivía, el rey trató de convencerlo prometiendo bajo juramento hacerlo rico y dichoso, contarlo entre sus amigos y confiarle altos cargos, si renunciaba a las tradiciones de sus antepasados.

25. Pero como el joven no le hacía caso alguno, el rey llamó a la madre y le pidió que aconsejara a su hijo para salvarle la vida.

26. Tanto insistió, que finalmente ella se avino a convencer a su hijo.

27. Inclinándose hacia él, y burlándose del cruel tirano, dijo en su lengua materna:— Hijo, ten piedad de mí que te llevé nueve meses en mis entrañas, te amamanté durante tres años y te crié y eduqué hasta llegar a tu edad actual.

28. Ahora, hijo mío, te pido que mires al cielo y a la tierra, y que, al ver lo que hay en ellos, entiendas que Dios lo hizo todo de la nada, y de la misma manera creó al género humano.

29. No temas, pues, a ese verdugo, sino muéstrate digno de tus hermanos; acepta la muerte, para que yo te recobre juntamente con ellos por la misericordia de Dios.

30. Aún estaba ella hablando, cuando el joven dijo:— ¿Qué están esperando? Yo no voy a obedecer las órdenes del rey, sino a la ley que fue dada a nuestros antepasados por medio de Moisés.

31. Y tú, que eres el autor de todos los males que afligen a los hebreos, no podrás escapar de las manos de Dios.

32. Nosotros sufrimos a causa de nuestros propios pecados;

33. y aunque el Señor de la vida se haya irritado contra nosotros por un breve lapso de tiempo para castigarnos y corregirnos, de nuevo se reconciliará con sus siervos.

34. Pero tú, el más impío y abominable de todos los mortales, no te engrías sin razón ni abrigues vanas esperanzas alzando tu mano contra los siervos de Dios,

35. porque todavía no has escapado del juicio del Dios todopoderoso que todo lo ve.

36. Nuestros hermanos, después de haber padecido un tormento pasajero, gozan ahora de la vida eterna prometida por Dios. Pero tú habrás de soportar el castigo de Dios que merece tu soberbia.

37. Yo, lo mismo que mis hermanos, entrego mi cuerpo y mi vida por las leyes de nuestros antepasados; invoco asimismo a Dios para que pronto muestre su misericordia a nuestra nación y para que tú, a fuerza de ser atormentado y flagelado, lo reconozcas como el único Dios.

38. ¡Ojalá que, en mí y en mis hermanos, se detenga la ira que el Todopoderoso ha descargado justamente sobre todo nuestro pueblo!

39. Incapaz de soportar aquella burla, el rey montó en cólera y torturó con mayor crueldad a este que a los otros.

40. Así murió el más joven, limpio de toda mancha y con su confianza puesta por entero en el Señor.

41. Finalmente, después de todos sus hijos, murió también la madre.

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