Capítulos

  1. 1
  2. 2
  3. 3
  4. 4
  5. 5
  6. 6
  7. 7
  8. 8
  9. 9
  10. 10
  11. 11
  12. 12
  13. 13
  14. 14
  15. 15

Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

2 Macabeos 4 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

Las asechanzas de Simón

1. El ya mencionado Simón, traidor al tesoro del Templo y a la patria, calumniaba a Onías, diciendo que había atacado a Heliodoro y que era el causante de sus desgracias;

2. hasta se atrevió a llamar enemigo de la nación a aquel que era bienhechor de la ciudad, protector de sus compatriotas y un celoso cumplidor de las leyes.

3. A tal punto creció la hostilidad de Simón, que uno de sus partidarios perpetró incluso varios asesinatos.

4. Onías, considerando lo peligroso de aquella rivalidad, y que Apolonio, hijo de Menesteo, gobernador de Celesiria y Fenicia, fomentaba la maldad de Simón,

5. se dirigió al rey, no para acusar a sus conciudadanos, sino en busca del bien general y particular de su pueblo.

6. Porque, en efecto, él veía que de no intervenir el rey sería imposible alcanzar la paz y poner fin a la locura de Simón.

Introducción del paganismo en Israel

7. Muerto Seleuco*, le sucedió en el trono Antíoco, el llamado Epífanes. Por aquel entonces, Jasón, hermano de Onías, usurpó de manera fraudulenta el sumo sacerdocio,

8. prometiendo al rey en una audiencia entregarle trescientos sesenta talentos de plata, más otros ochenta procedentes de diversas rentas.

9. Además, se comprometió, por escrito, a pagar otros ciento cincuenta talentos si se le autorizaba a instalar por cuenta propia un gimnasio y un centro cultural para jóvenes, y a inscribir en un registro a los antioquenos que vivían en Jerusalén.

10. El rey accedió a estas peticiones, y Jasón, tomando posesión del cargo, comenzó en seguida a introducir entre sus compatriotas el estilo de vida griego,

11. al tiempo que renunciaba a los privilegios* que los reyes habían concedido humanitariamente a los judíos, gracias a Juan, padre de Eupólemo —el embajador que hizo un tratado de amistad con los romanos— y abolía las instituciones legales estableciendo nuevas costumbres contrarias a ellas.

12. Instaló un gimnasio al pie mismo de la ciudadela*, y obligó a llevar el petaso a lo mejor de la juventud.

13. Debido a la maldad del impío y falso sumo sacerdote Jasón, se impuso el estilo de vida griego y la propagación de ciertas costumbres extranjeras, hasta el punto

14. de que los sacerdotes perdieron el celo por servir al altar, despreciaron el Templo y descuidaron los sacrificios. Por eso, en cuanto sonaba la señal del lanzamiento del disco, corrían a tomar parte en las competiciones de la palestra, prohibidas por la ley.

15. Despreciaban por entero los valores propios de su patria y, en cambio, valoraban muy alto las glorias helénicas.

16. Pero precisamente esto atrajo sobre ellos una situación calamitosa, porque aquellos mismos a los que seguían e imitaban se convirtieron más tarde en sus enemigos y opresores.

17. Y es que las leyes divinas no pueden violarse impunemente, como se verá en el momento oportuno.

18. Cuando en Tiro, en presencia del rey, se celebraron los juegos quinquenales,

19. el malvado Jasón envió, en representación de Jerusalén, algunos antioquenos allí residentes a quienes dio trescientas dracmas de plata para que ofrecieran un sacrificio a Hércules. Pero no pareciéndoles a ellos oportuno usar el dinero en semejante sacrificio, decidieron aplicarlo a otros gastos.

20. Así pues, por propia iniciativa de los portadores, en vez de hacer un sacrificio en honor de Hércules dedicaron el dinero a la construcción de trirremes.

21. Apolonio, hijo de Menesteo, fue enviado a Egipto para asistir a la entronización del rey Filométor. Entonces supo Antíoco que este rey era hostil a su política, por cuya razón resolvió tomar medidas de seguridad personal; así que se fue a Jope, y luego a Jerusalén,

22. donde Jasón y toda la ciudad lo recibieron a la luz de las antorchas y entre aclamaciones. Después, Antíoco se encaminó con sus tropas a Fenicia.

Menelao, nuevo sumo sacerdote

23. Al cabo de tres años, Menelao, hermano del Simón antes mencionado, fue enviado por Jasón para que llevara el dinero al rey y gestionara determinados asuntos urgentes.

24. Pero cuando se presentó ante el rey, se hizo pasar por un personaje de tal importancia que consiguió ser investido sumo sacerdote, ofreciendo trescientos talentos de plata más que Jasón.

25. Regresó una vez recibido el nombramiento real, pero sin mostrarse digno del sumo sacerdocio, sino manifestando sólo sus sentimientos de cruel tirano y sus instintos de fiera salvaje.

26. Así Jasón, que había suplantado a su propio hermano, fue también suplantado por otro y se vio forzado a escapar al país de los amonitas.

27. En cuanto a Menelao, una vez alcanzado el poder, ya no se preocupó de pagarle al rey el dinero prometido,

28. a pesar de las reclamaciones de Sóstrates, jefe de la ciudadela y encargado de cobrar los impuestos. Por esa razón, los dos fueron convocados ante el rey.

29. Menelao dejó a su hermano Lisímaco como sucesor en el cargo de sumo sacerdote; y Sóstrates dejó a Crates, el jefe de los mercenarios chipriotas.

Onías asesinado por Andrónico

30. Mientras sucedían estas cosas, los habitantes de Tarso y de Malos se sublevaron, porque sus ciudades habían sido regaladas a Antióquida, la concubina del rey.

31. El rey partió apresuradamente para poner en orden las cosas, dejando en lugar suyo a Andrónico, un alto personaje de la corte.

32. Menelao, pensando que la ocasión le era propicia, robó del Templo algunos objetos de oro y se los dio a Andrónico. Otros los vendió en Tiro y en las ciudades vecinas.

33. Cuando Onías* —que se había retirado a Dafne, lugar cercano a Antioquía y que gozaba de inmunidad— supo con toda evidencia lo sucedido, reprochó a Menelao su conducta.

34. Entonces Menelao llamó en secreto a Andrónico y le encargó que matara a Onías. Andrónico se presentó a Onías y, aunque este no acababa de creerle, le tendió la mano derecha en señal de juramento, lo persuadió con astucia para que saliera de su lugar de refugio e inmediatamente lo mató, sin mostrar respeto alguno por la justicia.

35. El injusto asesinato de este hombre no sólo provocó indignación y tristeza entre los judíos, sino también entre mucha gente de otras naciones.

36. Así que cuando el rey regresó de las regiones de Cilicia, tanto los judíos de la ciudad como los griegos, que reprobaban el crimen cometido, se dirigieron a él en protesta por la muerte de Onías.

37. Antíoco se entristeció profundamente y lloró conmovido al recordar la prudencia y la gran sensatez del difunto.

38. Luego, lleno de ira, despojó a Andrónico de su manto de púrpura, desgarró sus vestiduras e hizo que lo condujeran por toda la ciudad hasta el lugar en que había cometido el impío asesinato de Onías. Allí lo hizo ajusticiar; de este modo el Señor le dio el castigo merecido.

39. Lisímaco, contando con la aprobación de Menelao, cometió innumerables robos en Jerusalén. El pueblo, al enterarse, se levantó contra Lisímaco, aun cuando para entonces ya habían desaparecido muchos objetos de oro.

40. Al ver aquella muchedumbre sublevada y enfurecida, Lisímaco armó cerca de tres mil hombres y dio principio a una cruel represión, dirigida por un tal Auranos, un hombre entrado en años y falto de juicio.

41. Cuando el pueblo vio que Lisímaco los atacaba, unos se armaron de piedras, otros de palos, y otros, tomando puñados de ceniza que allí había, la lanzaban con violencia contra los hombres de Lisímaco.

42. De este modo hirieron a muchos, mataron a otros, y a todos los demás los pusieron en fuga. En cuanto al sacrílego Lisímaco, lo mataron junto al tesoro del Templo.

43. Por estos hechos se entabló un proceso contra Menelao,

44. de manera que, cuando el rey llegó a Tiro, tres hombres, designados por el Consejo de Ancianos, le presentaron la oportuna acusación.

45. Viéndose perdido, Menelao prometió una fuerte suma de dinero a Tolomeo, hijo de Dorimeno, para que convenciera en su favor al rey.

46. Tolomeo, con el pretexto de tomar un poco de aire fresco, llevó al rey a una galería donde hizo que cambiara de parecer

47. y absolviera a Menelao, causante de tantos males, condenando, en cambio, a muerte a aquellos desgraciados a quienes hasta un tribunal de bárbaros habría declarado inocentes.

48. Así pues, aquellos que habían querido defender la ciudad, la población y los utensilios del culto, fueron víctimas de un injusto castigo;

49. hasta unos tirios, indignados por tamaña maldad, costearon para ellos espléndidos funerales.

50. En cuanto a Menelao, que se mantuvo en el poder gracias a la avaricia de los gobernantes, fue creciendo en maldad hasta convertirse en el peor enemigo de sus compatriotas.