24. Pero cuando él, con su escolta, se encontraba ya junto al tesoro, el soberano de los espíritus y de toda potestad se manifestó con tal energía, que todos los que osaron entrar en el Templo fueron heridos por el poder de Dios, quedando sin fuerzas y poseídos por el miedo.
25. Porque se les apareció un jinete temible, cubierto con una armadura de oro y montando un caballo ricamente enjaezado, el cual, levantando sus cascos delanteros, se arrojó violentamente contra Heliodoro.
26. También se les aparecieron dos jóvenes de extraordinaria fuerza y hermosura, magníficamente vestidos que, puestos cada uno a un lado de Heliodoro, lo castigaron azotándolo sin tregua.
27. Heliodoro cayó a tierra, rodeado de profundas tinieblas, pero en seguida lo levantaron y se lo llevaron en una camilla.
28. De esta forma, el que poco antes había entrado en el tesoro acompañado de gran séquito y fuerte escolta, hubo de ser transportado incapaz de valerse por sí mismo. Todos reconocieron, entonces, el evidente poder de Dios.
29. Mientras Heliodoro, mudo y sin esperanzas de recuperación, yacía derribado por el poder divino,