Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

2 Macabeos 3:10-19 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

10. El sumo sacerdote le respondió que se trataba de unos depósitos pertenecientes a las viudas y a los huérfanos,

11. y que una parte era de Hircano*, hijo de Tobías, un hombre de elevada posición. Contrariamente a lo dicho por el impío Simón, el total del tesoro ascendía a cuatrocientos talentos de plata y doscientos de oro;

12. y no se debía cometer la injusticia de defraudar a los que habían puesto su confianza en la santidad del lugar y en la inviolable majestad de aquel Templo venerado en todo el mundo.

13. Heliodoro, obedeciendo las órdenes del rey, mantenía su propósito de confiscar las riquezas en beneficio de las arcas reales.

14. Y así, en el día que había señalado, entró en el Templo para inspeccionar el tesoro, lo cual causó gran consternación en toda la ciudad.

15. Los sacerdotes, de rodillas delante del altar con sus ropas sacerdotales, invocaban a Dios, que había dado la ley sobre los bienes en depósito, y le rogaban que los preservara intactos para quienes los habían depositado.

16. El aspecto del sumo sacerdote impresionaba profundamente, pues su rostro y la palidez de su semblante revelaban la angustia que llenaba su alma.

17. El miedo y el temblor que estremecía su cuerpo revelaban a quienes lo miraban el intenso dolor de su corazón.

18. Además, la gente salía en grupos de sus casas, para orar juntos por el Templo que estaba en peligro de ser profanado.

19. Las mujeres, ceñidas de sayal por debajo de los pechos, llenaban las calles; y las más jóvenes, encerradas generalmente en sus casas, corrían unas a las puertas y otras a las murallas, mientras otras se asomaban a las ventanas.

Leer capítulo completo 2 Macabeos 3