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2 Macabeos 3:1-6 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

1. El sumo sacerdote Onías era un hombre piadoso, que aborrecía la maldad. En su tiempo, la ciudad santa disfrutaba de una paz perfecta y las leyes se observaban con la máxima exactitud.

2. Hasta los reyes honraban el lugar santo y lo enriquecían con espléndidos regalos,

3. de tal manera que, incluso Seleuco, rey de Asia, sostenía con sus recursos personales todos los gastos que se originaban en la celebración de los sacrificios.

4. Había por aquel entonces un tal Simón*, de la familia de Bilgá, administrador del Templo, que se enfrentó con el sumo sacerdote por razones relativas al control de los mercados de la ciudad;

5. pero como no pudo imponerse a Onías, acudió a Apolonio de Tarso, que por ese tiempo era gobernador de las provincias de Celesiria y Fenicia;

6. le contó que el tesoro del Templo de Jerusalén estaba colmado de riquezas, que la cantidad de dinero allí depositada era incalculable, superando con creces los gastos de los sacrificios, y que nada impedía ponerlo a disposición del rey.

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