21. El Macabeo, al ver el ejército que se aproximaba, la variedad de sus armas y la ferocidad de sus elefantes, levantó las manos al cielo e invocó al Señor que hace prodigios, pues él sabía muy bien que la victoria no depende de las armas, sino que el Señor decide concederla a quienes son dignos de ella.
22. La invocación de Judas fue así:— Tú, Señor, que habiendo enviado tu ángel a Ezequías, rey de Judá, exterminaste a ciento ochenta y cinco mil hombres del campamento de Senaquerib,
23. envía también ahora, Soberano de los cielos, un ángel bueno delante de nosotros, para que cunda el pánico entre ellos y los haga temblar.
24. Que con la fuerza de tu brazo queden aterrados esos que blasfeman contra tu santo pueblo.Así terminó su oración.