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2 Macabeos 15:14-29 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

14. Onías tomó entonces la palabra y dijo: “Este es Jeremías, el profeta de Dios, que ama a sus hermanos y ora sin cesar por todo el pueblo y por la santa ciudad”.

15. Jeremías extendió entonces su mano derecha y entregó a Judas una espada de oro, mientras le decía:

16. “Toma esta santa espada como un don de Dios. Con ella aniquilarás a tus enemigos”.

17. Reconfortados con estas bellas y elocuentes palabras de Judas, capaces de enardecer el corazón de los jóvenes e infundir valor en ellos, resolvieron todos a una no quedarse en el campamento, sino lanzarse con denuedo a la ofensiva y decidir la situación combatiendo por la causa, puesto que la ciudad, las cosas santas y el Templo se hallaban en peligro.

18. Aunque también sentían temor por sus mujeres y sus hijos, por sus hermanos y parientes; pero entendían que lo primero y principal consistía en la santidad del Templo.

19. De igual manera, la angustia se apoderó de los que aún permanecían en la ciudad preocupados como estaban por la lucha que iba a librarse en campo abierto.

20. Mientras todos aguardaban el desenlace de aquella acción inminente, el enemigo, concentradas sus fuerzas, avanzaba en orden de combate, con los elefantes estratégicamente situados y la caballería ocupando los flancos.

21. El Macabeo, al ver el ejército que se aproximaba, la variedad de sus armas y la ferocidad de sus elefantes, levantó las manos al cielo e invocó al Señor que hace prodigios, pues él sabía muy bien que la victoria no depende de las armas, sino que el Señor decide concederla a quienes son dignos de ella.

22. La invocación de Judas fue así:— Tú, Señor, que habiendo enviado tu ángel a Ezequías, rey de Judá, exterminaste a ciento ochenta y cinco mil hombres del campamento de Senaquerib,

23. envía también ahora, Soberano de los cielos, un ángel bueno delante de nosotros, para que cunda el pánico entre ellos y los haga temblar.

24. Que con la fuerza de tu brazo queden aterrados esos que blasfeman contra tu santo pueblo.Así terminó su oración.

25. Mientras tanto, las tropas de Nicanor avanzaban al son de trompetas y cantos guerreros;

26. los hombres de Judas, por su parte, acometieron al enemigo entre súplicas y oraciones.

27. Luchaban con las manos, pero invocaban a Dios con el corazón; de esta manera, muy alegres por la manifiesta ayuda de Dios, mataron a no menos de treinta y cinco mil enemigos.

28. Una vez terminada la lucha, al retirarse llenos de alegría, descubrieron a Nicanor, tendido en tierra con toda su armadura.

29. Entonces, entre gritos y clamores, bendecían al Señor en su lengua materna.

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