14. Onías tomó entonces la palabra y dijo: “Este es Jeremías, el profeta de Dios, que ama a sus hermanos y ora sin cesar por todo el pueblo y por la santa ciudad”.
15. Jeremías extendió entonces su mano derecha y entregó a Judas una espada de oro, mientras le decía:
16. “Toma esta santa espada como un don de Dios. Con ella aniquilarás a tus enemigos”.