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2 Macabeos 10:16-31 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

16. Pero los que estaban al lado del Macabeo, después de haber rogado a Dios que luchara a su favor, se lanzaron contra las fortalezas idumeas,

17. las atacaron con denuedo y se adueñaron de ellas. Hicieron retroceder a los que combatían en las murallas, y degollaron a cuantos cayeron en sus manos. Así aniquilaron a más de veinte mil enemigos.

18. En dos torres bien fortificadas se refugiaron no menos de nueve mil hombres provistos de todo lo necesario para resistir el asedio.

19. El Macabeo dejó entonces a Simón, a José y también a Zaqueo, con las fuerzas suficientes para mantener el asedio, en tanto que él mismo partía hacia otros lugares en los que su presencia era necesaria.

20. Pero los soldados de Simón, movidos por la codicia, se dejaron sobornar por los que estaban en las torres: después de recibir setenta mil dracmas, dejaron escapar a cierto número de ellos.

21. Cuando el Macabeo se enteró de lo sucedido, se reunió con los jefes del pueblo y acusó a los culpables de haber vendido por dinero a sus hermanos y haber dejado escapar a sus enemigos.

22. Entonces los hizo ejecutar como traidores y después, de forma inmediata, se apoderó de las dos fortalezas.

23. Todo lo llevó a feliz término y con las armas en la mano dio muerte, entre ambas fortalezas, a más de veinte mil enemigos.

24. Timoteo, a quien ya antes habían derrotado los judíos, reclutó una numerosa tropa de mercenarios a la que agregó un fuerte contingente de caballería procedente de Asia. Luego se presentó con la intención de apoderarse de Judea.

25. Cuando el Macabeo y sus hombres se dieron cuenta de que Timoteo se les estaba acercando, se pusieron a orar a Dios, cubierta de polvo la cabeza y ceñida la cintura con cilicio.

26. Postrados al pie del altar, suplicaban a Dios que les fuera favorable mostrándose enemigo de sus enemigos y adversario de sus adversarios, como especifica la ley.

27. Concluida la oración, empuñaron las armas y se alejaron un buen trecho de la ciudad. Luego, cuando ya estaban cerca del enemigo, se detuvieron.

28. El combate entre los dos bandos se entabló al amanecer. Los unos contaban —como garantía de éxito y de victoria— no sólo con su valor, sino con la confianza puesta en el Señor. Los otros, en cambio, luchaban únicamente a base de coraje.

29. En lo más encarnizado del combate, los enemigos vieron aparecer en el cielo a cinco hombres majestuosos, que montaban sendos caballos con frenos de oro y que se pusieron al frente de los judíos;

30. en medio de ellos pusieron al Macabeo, al que defendían con sus armas, haciéndolo invulnerable. También arrojaban flechas y rayos contra los enemigos, los cuales, cegados y aturdidos, se dispersaron en total desorden.

31. Así murieron degollados veinte mil quinientos soldados de infantería y seiscientos de caballería.

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