9. (En Israel antiguamente, cuando alguien iba a consultar a Dios, decía: “Vamos a ver al vidente”; pues al que actualmente llamamos “profeta” antes se le llamaba “vidente”).
10. Y Saúl respondió:— De acuerdo, vamos.Y se dirigieron a la aldea donde vivía el hombre de Dios.
11. Cuando subían la cuesta de la aldea, encontraron a unas muchachas que iban en busca de agua y les preguntaron:— ¿Está aquí el vidente?
12. Ellas les contestaron:— Sí, ahí un poco más adelante. Pero dense prisa, pues ha llegado hoy a la aldea, porque el pueblo celebra un sacrificio en el santuario.
13. Al llegar a la aldea lo encontrarán ustedes, antes de que suba a comer al santuario. La gente no comerá hasta que él llegue, pues debe bendecir la ofrenda. Después podrán comer los invitados. Así que suban ahora, porque lo encontrarán inmediatamente.