57. Que el Señor, nuestro Dios, esté a nuestro lado, como estuvo al lado de nuestros antepasados; que no nos deje ni nos abandone.
58. Que oriente nuestros corazones hacia él, para que sigamos todos sus caminos y cumplamos todos los mandamientos, preceptos y decretos que dio a nuestros antepasados.
59. Que el Señor, nuestro Dios, tenga presentes noche y día estas súplicas que he dirigido al Señor y que haga justicia a su siervo y a su pueblo Israel, según las necesidades de cada día,
60. para que todos los pueblos de la tierra reconozcan que el Señor es Dios y que no hay otro.