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1 Macabeos 6:7-25 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

7. sino que habían derribado el altar sacrílego que Lisias había mandado levantar en Jerusalén sobre el altar de los holocaustos; además habían rodeado el Templo con una muralla, tal como estaba antes, y habían fortificado la ciudad de Betsur, perteneciente al rey.

8. Al oír tales noticias, el rey se sintió tan gravemente angustiado que cayó en cama enfermo de tristeza, pues las cosas no habían salido como él deseaba.

9. Pasó así muchos días, sin lograr liberarse del profundo pesar que le aquejaba. Y comprendiendo que iba a morir

10. llamó a todos sus amigos, y les dijo:— El sueño ha huido de mis ojos y mi corazón desfallece de angustia.

11. Me pregunto cómo he llegado yo a esta situación de tristeza y tremenda agitación, pues he sido generoso y amado mientras estaba en el ejercicio del poder.

12. Pero ahora me acuerdo de los males que causé en Jerusalén, de los objetos de plata y oro que robé allí, y de los habitantes de Judá que mandé exterminar sin motivo alguno.

13. Reconozco que por eso me vienen estas desgracias y que me voy a morir de pesadumbre en un país extranjero.

14. Llamó entonces a Filipo, uno de sus amigos, y le dio autoridad sobre todo su reino.

15. Le entregó su corona, su manto y su anillo, encomendándole la educación y preparación de su hijo Antíoco, para que fuera rey.

16. Allí murió, pues, el rey Antíoco, el año ciento cuarenta y nueve.

17. Cuando Lisias supo que el rey había muerto, proclamó rey a su hijo Antíoco, a quien él había educado desde niño. Le puso por sobrenombre Eupátor.

18. La guarnición de la ciudadela no dejaba a los israelitas salir del entorno del Templo, causándoles todo el daño posible y favoreciendo a los paganos.

19. Por eso, Judas, decidido a acabar con ellos, convocó a todo el pueblo para sitiarlos.

20. El año ciento cincuenta se reunieron y les pusieron cerco, montando plataformas de tiro y máquinas de guerra.

21. Pero algunos de los sitiados se escaparon rompiendo el cerco, y a ellos se les unieron ciertos renegados de Israel

22. que fueron a decirle al rey:— ¿Hasta cuándo habremos de esperar que nos hagas justicia y vengues a nuestros hermanos?

23. Nosotros hemos servido con todo agrado a tu padre, cumplimos sus órdenes y obedecimos sus decretos;

24. pero ahora nuestros compatriotas han cercado la ciudadela y nos tratan como a extraños, matan a cualquiera de los nuestros que cae en sus manos y se han apoderado de todos nuestros bienes.

25. Sin embargo, no sólo han levantado la mano contra nosotros, sino también contra los que viven en tus territorios.

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