25. En aquel mismo instante mató también al funcionario del rey, que obligaba a ofrecer tales sacrificios. Luego destruyó el altar.
26. En su celo por defender la ley, hizo como Finés con Zambrí, hijo de Salón.
27. Después Matatías se puso a gritar en la ciudad con todas sus fuerzas:— ¡Todos los que quieran defender la ley y mantenerse fieles a la alianza, que me sigan!
28. Y abandonando en la ciudad todo lo que poseían, huyeron a las montañas.
29. Por aquel tiempo, muchos que querían vivir con rectitud de acuerdo con la ley se fueron al desierto, instalándose allí
30. con sus hijos, sus mujeres y sus ganados, pues la desgracia los agobiaba.
31. Entonces los funcionarios del rey y la guarnición residente en Jerusalén, la ciudad de David, fueron informados de que algunos hombres, desoyendo las órdenes del rey, se habían ido a ocultar en el desierto.
32. Una tropa numerosa salió en su persecución y logró alcanzarlos; tomaron posiciones frente a ellos y se prepararon para atacarlos en sábado.
33. Les dijeron:— ¡Terminemos con esto! ¡Si salen de ahí y cumplen las órdenes del rey, salvarán la vida!
34. Ellos contestaron:— Ni saldremos de aquí ni cumpliremos las órdenes del rey que nos obliga a profanar el sábado.
35. La tropa inició inmediatamente el ataque,
36. pero ellos no respondieron: ni les arrojaron piedras ni protegieron sus refugios,
37. sino que dijeron: “¡Muramos todos, pero conservemos nuestra dignidad! ¡El cielo y la tierra son testigos de que vamos a morir injustamente!”.
38. Así pues, al ser atacados en sábado, todos ellos murieron junto con sus mujeres, sus hijos y sus ganados. En total fueron unas mil personas.
39. Matatías y sus amigos se enteraron de lo sucedido y lloraron con gran amargura.
40. Se decían unos a otros:— Si todos hacemos como han hecho nuestros hermanos, no luchando contra los paganos por nuestras vidas y nuestras leyes, pronto seremos borrados de la tierra.