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1 Macabeos 15:19-35 La Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional (BHTI)

19. Por eso hemos resuelto escribir a los diversos reyes y países, para pedirles que no les causen ningún mal y que no hagan guerra contra ellos ni contra sus ciudades ni contra su país, ni se alíen tampoco con sus enemigos.

20. Hemos decidido aceptar el escudo que nos trajeron.

21. Si algunos malvados huyen de su patria judía y van a refugiarse entre ustedes, entrégueselos al sumo sacerdote Simón, para que los castigue de acuerdo con su ley”.

22. Cartas iguales fueron enviadas al rey Demetrio*, a Atalo*, a Ariarates*, a Arsaces

23. y a todos estos países: Sampsame, Esparta, Delos, Mindos, Sición, Caria, Samos, Panfilia, Licia, Halicarnaso, Rodas, Fasélida, Cos, Side, Arados, Górtina, Cnido, Chipre y Cirene.

24. Igualmente, al sumo sacerdote Simón le fue enviada una copia de esta carta.

25. El rey Antíoco, manteniendo el sitio de Dor, acampó en un suburbio de la ciudad y no cesó de atacarla con sus tropas y máquinas de guerra. Tenía cercado a Trifón de manera que nadie podía entrar ni salir.

26. Simón envió en apoyo de Antíoco a dos mil soldados escogidos, y también plata, oro y gran cantidad de armamento.

27. Pero Antíoco no sólo se negó a aceptarlos, sino que además anuló todas las concesiones anteriormente hechas a Simón y se manifestó enemistado con él.

28. Le envió a Atenobio, uno de sus amigos, con el siguiente mensaje: “Ustedes han ocupado Jope, Guézer y la ciudadela de Jerusalén, que son parte de mi reino.

29. Han devastado su territorio y causado graves daños al país; además se han adueñado de muchos lugares de mi reino.

30. Ahora pues, devuélvanme las ciudades que ocuparon y entréguenme los impuestos que percibieron de lugares ajenos a Judea.

31. En otro caso, paguen por los daños causados quinientos talentos de plata, y otros quinientos talentos por los impuestos de las ciudades. De no hacerlo así, les declararemos la guerra”.

32. Cuando Atenobio, el amigo del rey, llegó a Jerusalén, se quedó asombrado de la magnificencia de Simón, de su vajilla de oro y plata y de todo el esplendor que le rodeaba. Luego le comunicó el mensaje del rey.

33. Simón respondió:— Nosotros no hemos ocupado ninguna tierra extranjera, ni nos hemos adueñado de bienes ajenos, sino tan sólo de la herencia de nuestros antepasados, la cual, por un tiempo, nos habían arrebatado injustamente nuestros enemigos.

34. Nosotros, aprovechando la ocasión favorable, hemos recuperado lo que habíamos heredado de nuestros antepasados.

35. En lo que se refiere a Jope y Guézer, que tú nos reclamas, son precisamente las ciudades que causaron graves daños a nuestro pueblo y a nuestro país. No obstante, estamos dispuestos a darte por ellas cien talentos.

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